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Economía gig en RRHH: Cómo sacarle partido

¿Sabes cómo aprovechar la economía gig en tu departamento de RRHH? Actualmente, el trabajo flexible y por proyectos está en auge, adaptarse a esta tendencia puede cambiar la forma de contratar y gestionar talento. En este artículo te proponemos algunas de las mejores estrategias para integrar la economía gig en tu organización.

Carlos Heres

Carlos Heres

Lectura 12 minutos

Publicado el 24 de septiembre de 2024

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Introducción

Es posible que, sin saberlo, tú que lees estas líneas seas un Slasher profesional.

No, no se trata de un asesino en serie de peli de terror de los 80, los de cuchillo en mano como “Halloween” o “Viernes 13”. La autora neoyorquina Marci Alboher acuñó este término para referirse a quienes ostentan una barra tipográfica en su título laboral [/]. Dicha barra se conoce como Slash en inglés (sí, al igual que el guitarrista de la legendaria banda Guns N’ Roses) y de ahí a Slasher, quien la ostenta en su bio de LinkedIn.

¿Cómo puedes saber si eres uno de ellos? Es muy sencillo. Si ante la pregunta:

Y tú… ¿A qué te dedicas?

Has necesitado poner una barra [/] entre dos o más profesiones (ej. profesor/músico/diseñador) porque te es imposible reducirte a un único oficio, enhorabuena, tú también eres un slasher.

A veces, puede parecer que tal variedad ayuda a romper la rutina. Sin embargo… ¿eres capaz de mantener en equilibrio estas facetas laborales? ¿Cómo pronosticas cuánto vas a cobrar el mes que viene y los sucesivos? ¿Sabes lo que es la Gig Economy y cómo formas parte de ella?

Si crees que la economía gig sólo es para los slashers, sigue leyendo, porque es otro cambio de paradigma en el sector de los Recursos Humanos.

Qué es la economía gig o gig economy

Ahora bien… ¿Qué es todo esto de la gig economy y qué importancia ostenta en el mercado laboral?

Vayamos por partes:

Se entiende por economía gig un anglicismo que viene a significar “economía bajo demanda”, si bien algunos autores más críticos lo han traducido, incluso, por “economía de la chapuza”. Personalmente, creo que estamos perdiendo matices importantes. Al fin de al cabo, gig es una palabra con curiosa e inexacta traducción.

Se trata de un término del inglés informal que hace referencia a cómicos, músicos y otros profesionales que trabajan actuando en eventos para los que se les contrata, además de otros artistas que trabajan encadenando encargos.

En España, un término que el colectivo de músicos ha ido utilizando desde hace décadas es “bolo”, pero muy rara vez al bolo se llega y se besa el santo. El bolo comienza varias horas o incluso días antes de la apertura de puertas de la sala de conciertos, y a menudo, al utilizar la palabra, nos referimos a la actuación, pero también a todo el trajín que supone.

Para estos trabajadores la premisa de un salario regular es casi inexistente. ¿Ingresos fijos? ¿Qué es eso? De ahí la comparación con “vivir de chapuzas” y su relación con las situaciones en el umbral o sumidas en la precariedad laboral. Cuando tu caso es llevar a cabo bolos para poder comer, todo bolo es un bolo alimenticio. Ante esa situación, lo único que puedes desear es que no se te atragante más de lo necesario.

Relevancia en el mercado laboral

Comparar todo lo que hemos hablado a una “chapuza” por percibirse como extraoficial y de baja calidad es, en esencia, clasista. Por esto mismo, si bolo te parece demasiado informal y chapuza, despectivo, aún te queda una alternativa, la más eufemística Economía de pequeños encargos.

La idea en síntesis: En este mercado laboral, los trabajadores gig o profesionales autónomos incurren casi siempre en contratos de corta duración. Habitualmente, a través de una plataforma digital o una tercera parte que coordina las ofertas y demandas de empleo, se cierran estos contratos carentes de exclusividad.

Por lo que habrás podido comprobar, el paradigma de la economía gig ha llegado para quedarse. Han basado sus modelos de negocio gigantes del sector como Airbnb, Uber o Glovo, pero también muchas empresas de trabajos temporales.

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Entendiendo la economía gig en RRHH

Vayamos a lo que nos ocupa…

Efectos en el enfoque de Recursos Humanos

Los trabajadores se ofertan sus talentos (no sólo demandan empleo) a través de estrategias de Marca Personal, a las que llega la empresa, que los contrata para llevar a cabo tareas esporádicas.

En algún punto tienden a converger la oferta y la demanda del nunca mejor llamado mercado de trabajo, pero precisamente por liberalizar los contratos pierde importancia la simbología del contrato y el despido.

Impacto en la contratación y gestión de talento

Hace poco me narraban un reel de TikTok en el que aparecía un joven que sale de la hostelería y entra a trabajar en un puesto de oficina. “Enhorabuena, has pasado la entrevista. ¿Cuándo podrías empezar?” – Responde al entrevistador: “Puedo comenzar esta misma tarde…”“No hombre no, no hace falta, tómate el finde libre y empiezas el lunes que viene si acaso.” – El chaval no cabe en sí de gozo, su cerebro acostumbrado a la hostelería creyó por un momento que le iban a hacer pringar todo el fin de semana. Es un sketch, con un toque de parodia, pero… ¿Es esto a lo que nos dirigimos? Quienes apuestan por la gig economy opinan que sí.

(Perdonad por parafrasear pero, personalmente, no tengo Tiktok: yo, al igual que todo treintañero respetable, veo los mismos virales un par de semanas más tarde en Instagram…).

Es precisamente por esta modalidad de trabajo que podremos mencionar ciertos beneficios a la hora de apostar por el talento de los trabajadores gig, pero como toda gran idea, si se lleva al límite de sus consecuencias puede ser muy perjudicial y hacernos perder el norte como empresa.

Ventajas estratégicas de la economía gig en RRHH

Implantar la gig economy en tus proyectos y en tu empresa tiene sus beneficios, basta con citar algunos de los más importantes:

  • Acceso rápido a talento especializado: La optimización del motor de búsqueda y la arquitectura web de las páginas especializadas permiten que puedas encontrar lo que necesitas al alcance de un par de clics. No en vano, en los noventa llamábamos a todo esto la super-autopista de la información.

  • Flexibilidad y escalabilidad: ¿Lo queremos para ayer? ¿Requerimos a un número considerable de profesionales externos para que empiecen a formar parte de varios proyectos? Dicho y hecho, asentaremos unas bases preliminares y podemos empezar a contratar.

  • Diversidad de habilidades: Una clara ventaja de la digitalización del mercado de trabajo es que si accedemos a las plataformas habituales e introducimos varias keywords, al segundo encontraremos candidaturas prometedoras para nuestras necesidades como empresa, por muy esotéricas que sean las competencias que requerimos.

  • Optimización de recursos: Como hemos podido ver, todos estos beneficios anteriores radican en lo notable que es apostar por el mercado de trabajo gig. Es fácil encontrar tantos profesionales sumamente especializados como sea necesario, a los que contratar en las fechas que necesitemos, y, especialmente, para llevar a cabo competencias tan específicas como se requiera. Es un proceso eficaz, efectivo, y por ende, eficiente.

Ahora bien, esto no iba a ser la panacea…

Desafíos habituales

¿Cuál de los siguientes será tu gran desafío como personal de Recursos Humanos?

Gestión de la cultura organizacional

Nuestra cultura de oficina se verá resentida si los trabajadores ven cómo un nada desdeñable porcentaje de la plantilla es contratado y despedido constantemente.

No se trata de que aquí dejen entrar a cualquiera, sino de la inutilidad de invertir tiempo y atenciones en establecer relaciones personales con los gig workers, pues pueden estar fuera de la empresa al terminar la semana. En esencia, fomentando un abismo dentro de la plantilla entre dos clases sociales separadas, los asalariados y los temporeros.

Ahora bien, como habitualmente insistimos, esto no se arregla organizando convivencias y team-building, sino fomentando contratos de mayor duración y con altas posibilidades a formar parte de la empresa en un futuro próximo.

Retención y compromiso del talento gig

En ocasiones, los gig workers también son también acérrimos slashers. Habitualmente jóvenes, son conscientes de que un trabajo no define su personalidad. Por tanto, y más aún con la precariedad e inestabilidad laboral imperante, tienden a formar estos híbridos.

Si un mánager no trata bien a los trabajadores gig slashers, muchos de ellos se irán y se enfocarán en esa vía de ingresos auxiliar. Metafóricamente, es bien sabido en la Historia militar que, si contratas mercenarios y el trato no es el adecuado, debes estar a la altura de las consecuencias. En fin, que a nadie le gustaría quedarse colgado/a en el momento más álgido de un proyecto.

Empresas, recordad: al talento gig le gusta saber que el mes que viene va a poder comer caliente. La promesa de los ingresos predecibles en el tiempo y de cuantía adecuada es muy seductora. Ofreciendo la oportunidad y los incentivos adecuados, podemos forjar una gran relación con estos profesionales independientes.

Cumplimiento de aspectos legales y contractuales

En 2018 Harvard Business Review publicaba que 150 millones de norteamericanos y europeos occidentales incurrían activamente en la Gig Economy. Ahora bien:

¿En qué régimen cotizan estos gig workers? ¿Son adecuadas las tasas de autónomos de nuestro país? ¿Cómo consta en nuestra empresa el trabajo que facturan? ¿Dónde están las bajas por enfermedad? ¿Dónde los beneficios como el seguro médico? ¿Dónde esos espacios habilitados para el trabajo? Ah… a gusto de cada uno queda, os dejo para que lo penséis.

Evaluación de rendimiento y calidad

En el artículo sobre Mindfulness para líderes y managers IT comentábamos lo que el autor Josh Kaufman denominaba penalización cognitiva de la multitarea, (“cognitive switching penalty” en inglés).

Este fenómeno explica la caída en productividad asociada con “estar a más de una cosa a la vez”. El cerebro tiene que cargar en su “memoria RAM” la tarea en curso, y saltar entre distintos “programas” (actividades) produce un mayor gasto de recursos que si realizáramos una única acción. Si pecas de multitareas, te habrás dado cuenta que es fácil sentir desorientación, pequeños despistes y esos típicos “¿Qué estaba haciendo yo?” o “¿Por qué he venido a la cocina?” — Por ello, es importante asegurar una estabilidad en las tareas que realizamos. Centrémonos en lo que tenemos en el plato, en lo que está “en curso” en cada momento.

Por esto mismo, debemos tener muy en cuenta que el personal flexible puede estar lejos de ser el personal más efectivo y que aporta el trabajo de mayor calidad. Ahora bien, no porque un trabajador gig no quiera o no pueda aportarlo, sino porque incorporarse a toda empresa es como empezar a ver una serie por la quinta temporada y no entender apenas el argumento. Es necesario apostar por contratos de mayor duración si queremos ver cómo florece la excelencia.

Cómo implementarla de forma efectiva

Veamos algunos consejos…

Desarrollo de políticas inclusivas

Conviene vigilar los posibles puntos ciegos que el propio sistema puede estar ocultando indeliberadamente.

En un caso judicial célebre, DeGraffenreid contra General Motors (1976), cinco mujeres de raza negra demandaron al gigante automovilístico alegando que su política de antigüedad era discriminante: La empresa no había contratado a mujeres negras hasta 1964, y al llegar la Crisis del Petróleo a principios de los 70, se despidió a todo el colectivo por no tener la suficiente antigüedad. Debido a este tecnicismo contractual, se producía un efecto que casi parecía dirigido exclusivamente hacia ellas.

Poniendo por caso este y otros más, la autora y activista Kimberlé Creshaw acuñó en 1989 el término Interseccionalidad, que tanta relevancia ha cobrado en nuestros días.

En ocasiones, se produce una intersección entre la etnia, clase, género y otras características de un colectivo, y para que podamos establecer las políticas más inclusivas posibles, debemos tener en cuenta la posibilidad de que existan dichos puntos ciegos, muy habitualmente ocultos para quien redacta las mismas políticas de contratación.

Uso de herramientas de gestión y coordinación

El surgimiento de la economía gig en nuestro pasado inmediato no es comprensible sin las plataformas digitales, que facilitaron una flexibilidad, instantaneidad y conveniencia sin precedentes. El acceso inmediato y deslocalizado de las aplicaciones móviles supuso una coordinación absoluta, algo incomparable hasta entonces, y más si tenemos en cuenta que lo más parecido hasta entonces era dejar tu contacto en un tablón de anuncios o en los anuncios por palabras del periódico local.

Por poner unos breves ejemplos, sin las apps y plataformas no existirían fenómenos digitales (y generalizados, usados por grandes porcentajes de la población) como la compraventa de segunda mano de Wallapop, la optimización de trayectos y combustible en viajes compartidos de Blablacar, o los encargos informales e instantáneos de Fiverr, donde encontrar un traductor o un diseñador al alcance de un click.

Originalmente, se trataba de ideas asociadas al fenómeno de la economía colaborativa o consumo colaborativo, conceptos erróneamente intercambiados con la Economía gig, que desarrollaremos más adelante.

Formación y desarrollo continuo

Por su carácter informal y el exhaustivo ritmo de trabajo que requieren, las generaciones “jóvenes” (entrecomillado pues, recordemos, algunos millennials ya entramos en la década de los 40) tienen más cabida dentro del paradigma gig. No en vano, muchos de nosotros entramos en el mundo laboral coincidentemente con la crisis financiera mundial iniciada en 2007-2008, ese clima enrarecido en el que surgieron las iniciativas digitales colaborativas y la aparición de ese trabajo informal hiper-conectado. Cierto es que, con la edad, se aprecia más la comodidad, y quienes están dentro intentan salir del sistema barajando opciones de trabajo permanente, como las oposiciones o reinventarse para optar a trabajos más seguros y mejor pagados en otros sectores.

Si algo hemos aprendido con la llegada a la palestra de las competencias digitales es que cada vez es más importante continuar estudiando en nuestro día a día. Si eres cliente de nuestros servicios o simplemente habitual del blog de OpenWebinars, es algo que sabes de sobra.

Promoción de una cultura colaborativa

No obstante, la economía gig tiene una contraparte que la complementa, la mucho más amable economía colaborativa o sharing economy. En este sistema socioeconómico también muy asentado en nuestros días, los usuarios pueden encontrarse y coordinarse mediante aplicaciones, páginas webs y otras tecnologías de aparición reciente, a fin de coordinarse y aprovechar mejor lo que pueden ofrecer o requerir. Ya sea mediante la compraventa, el alquiler, el préstamo de un objeto de forma puntual, o en general, para compartir recursos y esfuerzos.

Iniciativas como los bancos de tiempo o el coach-surfing, plataformas vecinales para el evitar y aprovechar el desperdicio de alimentos, huertos urbanos, estanterías de bookcrossing, o incluso barrios que cuentan con una biblioteca de herramientas, donde tomar prestado gratuitamente un taladro.

Es de la opinión general de autores en la sociología del consumo del siglo XXI que, lo que comenzó siendo una idea social, novedosa y verde, ha sido progresivamente desvirtuada a través de la explotación capitalista a menudo mal llamada “innovadora” y “disruptiva”. Lo que comienza con “me sobra una habitación”, “me sobra un asiento en el coche” se convierte en economía sumergida bajo el ala de Airbnb o Uber: Los usuarios pasan a ser la parte visible de un modelo de negocio extremadamente similar al que ya existía, como los taxis o las pensiones, sólo que en este caso en un régimen laboral y con marco legal de derechos cuestionable.

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Conclusiones

El modelo gig economy ha venido para quedarse, y por ende, debemos ser extremadamente conscientes de sus luces y sombras, sus implicaciones y consecuencias.

También puede tratarse de un lavado de cara a la precariedad, usando un anglicismo eufemístico como mecanismo de explotación. Hace unos años fue muy criticada la noticia publicada por diarios generalistas de que los jóvenes preferían el “co-living” (“compartir piso”, en comparación a compartir oficina o “co-working”) a comprar piso. ¿Y no será que los sueldos son bajos, los precios muy altos, y, en general, el mercado no lo permite? Un eufemismo creado por la sociedad deja ver una realidad diferente, mientras que uno impuesto desde “arriba” trata de maquillarla. Hablemos con propiedad y llamemos a las cosas lo que son.

En nuestra modernidad, puede darnos la sensación de que todo está estandarizado y los puestos de trabajo están muy especializados, donde se llevan a cabo tareas que complejas y extremadamente específicas. Un enfoque más slasher e informal como este nos lleva hacia un generalismo en lugar de un especialismo, semejante al que puede apreciarse en comunidades pequeñas.

Imagina un evento en una asociación vecinal de un pueblo. En ella, el fotógrafo es el que se le da bien, se ofrece de traductor puntual el que ha trabajado para turistas, es animador quien se entiende con los niños y toca música o ameniza la velada quien tiene ese interés.

Quizá no seamos la filarmónica de Berlín, no trabajemos en la Agencia Magnum, ni estemos familiarizados con el método Montessori, pero nuestras aportaciones al final llevarán a cabo su cometido y tendrán el impacto necesario: Dejar constancia, amenizar la velada, y ocuparse de los más pequeños. ¿Es posible establecer este generalismo tan polifacético y multidisciplinar, amateur y amable, en el mundo profesional? Sí, pero aún no estamos preparados para esa conversación.

Bombilla

Lo que deberías recordar de la economía gig en RRHH

  • Es recomendable para puestos de recién graduados que quieran adquirir experiencia.
  • Implementaremos políticas de contratación gig siempre que estén en consonancia con nuestra misión, visión y valores de empresa.
  • Tendremos en cuenta las oportunidades, incentivos y demás facilidades que ofrecemos.
  • Debemos ser conscientes del tipo de trabajo que estamos fomentando y el tipo de resultados que obtendremos.
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