Liderazgo híbrido: engagement y motivación en equipo
Establece las bases para crear tu propio estilo de liderazgo, entendiendo las diferentes personalidades y estilos de trabajo...

Respira hondo. Un minuto en silencio puede parecer un lujo en la agenda de un líder, pero cada vez más ejecutivos descubren que parar no es perder tiempo, sino ganarlo. El mindfulness ha dejado de ser una práctica individual para convertirse en una herramienta estratégica. Cultivar la atención plena no solo mejora la toma de decisiones, sino también la calidad del liderazgo.
Que levante la mano quien, ante una difícil decisión, opta por consultarlo con la almohada. Ya sabemos lo que ocurre. Al día siguiente, estamos más relajados, y el dilema se vuelve mucho más claro.
El sueño ha sido considerado fuente de respuestas a grandes preguntas. Tan sólo en la historia de la química teórica del siglo XIX tenemos dos grandes ejemplos: el alemán August Kekulé y el ruso Dimitri Mendeleev. Ambos, ofuscados en sus respectivas investigaciones, tuvieron su momento eureka al soñar la solución. En el caso de Kekulé, se trataba de la extraña estructura molecular del benceno, y en el de Mendeleev, la célebre tabla periódica de los elementos.
De hecho, salvando las distancias, se decía que Dalí echaba pequeñas siestas creativas en las que dormía con una llave en la mano. Cuando estaba a punto de dormirse, la llave caía al suelo, despertándole. De esta manera, obtenía esas ideas surrealistas de la fase hipnagógica, el umbral entre la vigilia y el sueño.
Tú también puedes acceder a estos misteriosos estados intermedios para solucionar problemas, tomar decisiones y despertar la creatividad. No se trata de dormir a pierna suelta, sino de una práctica muy concreta, que también tiene ese aspecto de inmovilidad y pasividad: la meditación mindfulness aplicada a la estrategia y el liderazgo.
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El célebre sociólogo polaco Zygmunt Bauman propuso a las puertas del nuevo milenio la idea de la “modernidad líquida”, estado en el que nos hallamos sumidos hoy en día. Según Bauman, la sociedad ya no presenta un estado sólido y fijo, sino que es voluble y líquida, difícil de comprender, en constante adaptación. Esta liquidez representa el caos moderno, su inseguridad, sus valores cambiantes, su poca o nula estabilidad, la ansiedad que provoca, sus identidades e ideologías, la preferencia de la inmediatez sobre lo duradero…
Lo habréis visto: cómo las relaciones interpersonales son temporales, las carreras profesionales ya no son para toda la vida y los grupos de amigos están cada vez más dispersos.
La empresa moderna es, quizá, uno de los lugares donde mejor podemos observar esos cambios. En pos de la competitividad, nos vemos abocados a las prácticas más novedosas y eficientes, a las herramientas y tecnologías que pueden suponer el último grito y nos evitarán caer en claras desventajas competitivas.
En general, si en nuestro puesto de trabajo somos quienes tomamos las decisiones y trazamos las estrategias del equipo o la organización, es crucial saber cómo separar el grano de paja e ir a lo fundamental, evitando perdernos en detalles sin importancia.
Por ello, el Mindfulness nos permite crear un espacio en el que respirar hondo y tomárnoslo con calma, sopesar mejor los pros y los contras y asentar mejor las ideas. Nos ayudará también a mantener a raya a esa serie de problemas líquidos con los que el management contemporáneo está ya bien familiarizado.
Entre esos quebraderos de cabeza tan habituales podemos mencionar la gestión el cambio constante, cómo retener el talento, apostar por la flexibilidad, llevar a cabo la innovación permanente, liderar de la manera más adaptable posible, tolerar la ambigüedad y navegar en lo desconocido… o gestionar eficientemente a las partes interesadas.
Vamos, que nos ayuda siendo una práctica, una herramienta y una estrategia importantísima frente al caos de cada día. ¡Que no nos pare el miedo a la incertidumbre!
Si vienes de nuestro artículo sobre Mindfulness para líderes y managers IT tienes bastante terreno ganado. Es más, si sabes cómo practicar mindfulness nada de esto te pillará de sorpresa. Puede deberse, no a lo novedoso del paradigma, sino a la serenidad y al sosiego que habrás obtenido. El mismísimo maestro Lao-Tse estaría orgulloso.
Podemos plantear el Mindfulness estratégico a partir de sus tres conceptos fundamentales:
A la que sumamos…
Interdependencia: Comprenderemos que la organización es un sistema de partes interconectadas. Ninguna acción ni decisión ocurre en el vacío, sino que produce efectos en otros lugares, como departamentos o partes interesadas.
Orientación a objetivos: Debemos estar alineados con la visión y valores fundamentales del equipo y la empresa. El objetivo de meditar suele ser la meditación misma, pero en este caso, recordamos metas menos inmediatas, a medio y largo plazo.
En pos de la sencillez, y para no extendernos demasiado, comentemos las diferencias más importantes a modo de tabla:
Mindfulness | Tradicional | Estratégico |
---|---|---|
Se enfoca en… | El bienestar individual | El bienestar individual, integrado dentro de la empresa, e incluyendo el bienestar de la organización |
Se orienta a… | el presente | el presente, conectado a una visión estratégica futura |
La práctica es… | pasiva, principalmente contemplativa | mixta (pasiva y activa) - tiene en cuenta el proceso de toma de decisiones |
Busca… | la reducción del estrés como fin principal | aprovechar la claridad mental para explorar estrategias |
Se practica… | generalmente en momentos específicos, aunque también como hábito | de manera continua, integrándose en la toma de decisiones y el liderazgo |
Como vemos, este Mindfulness simplemente está siendo aplicado en un contexto estratégico. Lo cual, en el fondo, no es ninguna novedad, pues el título de este artículo ya daba muchas pistas…
Si aún no estás convencido/a, espera a ver las siguientes ventajas.
Es mejor que consultarlo con la almohada: No requiere toda la noche y te evita terminar rumiando cuatro pensamientos mal hilados, además de ahorrarte comer techo como si te fuera la vida en ello.
Bueno, ahora en serio…
A menudo vemos una cita atribuida al vigésimo-sexto presidente de Estados Unidos, Theodore Roosevelt, quien (supuestamente) afirmó:
“A la hora de tomar cualquier decisión, lo mejor que puedes hacer es lo correcto, lo siguiente mejor es lo incorrecto, y lo peor que puedes hacer es nada.”
Mediante el mindfulness estratégico, sopesamos las opciones de forma “abierta”, sin juzgar las ideas que se nos ocurren. Quizá, a través de la técnica, decidamos cuáles son las mejores formas de actuar, este Top 3 al que alude Roosevelt. A veces, la no-acción es la opción más correcta, de modo que convendría añadir un asterisco al final de la cita. Lo importante es haber optado conscientemente por esa vía, sin dejarse llevar por el pánico o reaccionando ante la presión.
Sin embargo, como habrás podido comprobar, no se toman mejores decisiones por ciencia infusa, sino como fruto de la práctica, a través de la claridad obtenida como resultado de la…
Sí, se trata del beneficio más citado de la meditación y por consiguiente de su hermano pequeño, el mindfulness. A nivel básico, puede decirse que la reducción del estrés nos aporta una sensación de tenerlo todo bajo control. Esto radica directamente en un mejor talante a la hora de afrontar los hechos, y por extensión, supone un claro aumento de la resiliencia.
Un profesor de mi Erasmus especializado en riesgos laborales afirmaba que es imposible para un trabajador sometido a estrés ser feliz. Me diréis… ¿Sarna con gusto no pica? Tal vez. Pero practicar mindfulness es una apostar por un bienestar emocional en toda regla.
La empatía y la inteligencia emocional son dos virtudes a menudo infravaloradas en el liderazgo, pero, si me apuráis, me parecen de suma importancia entre las habilidades imprescindibles para ser un buen líder.
Son de esas cualidades que no suelen ser apreciadas a priori, pero, cuando faltan, brillan por su ausencia. ¿Verdad que vuestro equipo preferiría a un mánager empático y con inteligencia emocional que a uno sin pizca de ellas?
Cuando lideramos, debemos ponernos en el lugar del otro y entender cómo encajamos en esta relación conjunta. ¿Cuáles son los incentivos de quienes nos siguen? ¿Qué aportamos nosotros en la cadena de mando? ¿Por qué se acatan (o no) nuestras órdenes? Tan importante para ser líder es haber sido un buen subordinado, pues se trata de una relación más recíproca de lo que parece a simple vista.
Al igual que en el ejemplo de los hábitos de siesta de Dalí, aprenderemos a dejar la mente divagar con soltura y establecer conexiones novedosas entre ideas, como en las obras del maestro de Cadaqués.
Se trata del contraste entre dos formas de atención que el psicólogo investigador y ganador del Nobel Daniel Kahneman comentaba en su libro “Pensar rápido, pensar despacio” (2011) — Existen dos modos de atención plena, el estrecho y el amplio. El estrecho es el típico efecto túnel que podemos experimentar en el estado de Flow, donde nos olvidamos de nosotros mismos y lo único que importa es el objeto de nuestra atención. Se trata de un modo detallista, minucioso, que realiza tareas complejas y ejecuta acciones precisas. En el modo amplio, observamos la situación general y dejamos que el cerebro divague. Por ello, es muy útil para la planificación estratégica, la creatividad o la anticipación y resolución de problemas.
El psicólogo alemán Gerd Gigerenzer comenta un método interesante para seguir mejor nuestra intuición y “apagar” ese “lado racional” del cerebro: Cuando no te decidas entre dos opciones, lanza una moneda al aire. Antes de caer, algo dentro de ti preferirá una opción u otra. Ya has decidido independientemente de que salga cara o cruz. Esta es la clase de intuición casi sobrenatural a la que apela la meditación, y nos ayudará a expresarla con mayor soltura. Casi como la que permitía al agente Cooper trazar conexiones insospechadas en el remoto pueblo de Twin Peaks.
No ocurrirá de la noche a la mañana, pero eso no nos impedirá apostar por el cambio.
No aprendemos por ciencia infusa. Toda nueva habilidad requiere de esfuerzo, tiempo, atención, práctica… y esta no iba a ser menos.
Podemos empezar por realizar sesiones de formación donde introduzcamos conceptos básicos de atención plena adaptados al contexto empresarial. A su vez, instauraremos la práctica de realizar micro-sesiones de mindfulness, como antesala a meetings importantes. ¿Qué son 5 minutos adicionales en esas reuniones eternas? – Despejar la mente nos aportará la claridad necesaria para ir al grano. Si la cosa se complica, también se puede contar con pausas breves para reflexionar, aplicando dichas micro-sesiones de mindfulness.
Por muy buenas técnicas y prácticas que tengamos en nuestro arsenal… será difícil aplicarlas si nadamos contracorriente.
Por ello, una idea como esta debe pasar a formar parte del acervo y cultura de la empresa, asociándolo a nuestra manera de tratar al equipo humano y a nuestros valores como organización. Es decir, debe implantarse en nuestras políticas empresariales.
Respetaremos a quienes utilizan y divulgan el mindfulness estratégico, y comentaremos estas estrategias, promocionándolas. Para ello, podemos formar comunidades de managers que utilizan estas técnicas. También, conviene rediseñar los espacios físicos y digitales para facilitar la atención plena. Finalmente, realizaremos un seguimiento para evaluar la implantación de estas competencias, mediante encuestas y sondeos.
Por supuesto, con el beneplácito de los peces gordos, faltaría más.
Ahora en serio: En los puestos de responsabilidad, la toma de decisiones implica consecuencias directas. Por tanto, serán los que más se beneficiarán de este tipo de prácticas. Conviene invertir en programas de coaching específicos para directivos, a fin de desarrollar su liderazgo mindful.
En resumen, la implementación efectiva del Mindfulness estratégico dependerá de nuestro enfoque gradual, realizando pequeños y constantes progresos, a fin de que la organización lo incorpore y lo establezca eficazmente dentro del proceso productivo.
Al margen de la diseñadora de productos de software de gestión SAP, el gigante bancario Goldman Sachs, la compañía de seguros Aetna o la fabricante de productos alimenticios General Mills, vamos a mencionar a dos archiconocidas empresas en particular que todos conocemos… Sin embargo, bien podríamos dedicar otro artículo a explorar sus programas y beneficios. Me quedo con las dos siguientes, no porque sean mis casos favoritos, sino por escoger dos al azar.
Con esos valores de innovación y talante jovial que la caracterizaban hace un par de décadas, no es de extrañar que Google esté a la cabeza de la implantación del mindfulness estratégico, pues parece una idea surgida de lo más profundo y trendy de Silicon Valley. La idea millonaria fue establecer su programa “Search Inside Yourself”, que ha formado a miles de empleados en técnicas de atención plena orientadas a la innovación y al liderazgo estratégico.
Sí, nuestros viejos conocidos de Microsoft también han apostado por el mindfulness estratégico. Se trata del programa “Microsoft Mindful”. No, no es un complemento para ayudar a la meditación guiada en Windows 11, sino de un programa de coaching interno a gran escala para desarrollar capacidades de liderazgo consciente. En él, se invita a la reflexión en el proceso de toma de decisiones, teniendo en cuenta el ecosistema en el que trabajan, ese tablero de juego que es el entorno de alta presión del sector IT.
La modernidad líquida de la que hemos hablado ha transformado profundamente el mundo empresarial y plantea retos muy importantes que continuamente intentamos resolver. Aunque para muchos parezca una evolución un poco extraña o incluso ligeramente absurda, puede decirse que el Mindfulness Estratégico es necesario en el liderazgo moderno.
Basta con volver a las empresas que mencionamos brevemente en el apartado anterior, pues reportaron una mejor toma de decisiones en contextos de alta volatilidad (Goldman Sachs), una mayor innovación, productividad, retención del talento satisfacción de los empleados (SAP), un mayor ahorro en gastos de atención médica (Aetna), y amplias mejoras en la colaboración interdepartamental (General Mills)
En vista a todos estos beneficios es evidente que, como esbozamos al comienzo del artículo, no se trata de una tendencia pasajera, sino de toda una ventaja competitiva. De hecho, como apunte a posibles tendencias futuras, es de esperar que oigamos hablar mucho más de este cambio cultural. y especialmente, si tenemos en cuenta la proliferación de los entornos VUCA en la oficina moderna. Ante “lo volátil, incierto, complejo y ambiguo”, apostar por la claridad mental y el bienestar emocional siempre es buena idea.
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