Empresas que utilizan Smart Contracts
En este curso vamos a hacer un recorrido de las empresas que están utilizando ya los smart contracts...
La tecnología blockchain ha ido más allá de las criptomonedas, dando origen a los Smart Contracts autónomos, capaces de revolucionar cómo interactuamos y hacemos negocios digitales. En este artículo profundizamos en cómo estos contratos ofrecen soluciones a problemas reales y también prometen transformar varios sectores.
Actualmente, aunque no somos conscientes, vivimos constantemente realizando contratos con nuestro entorno, ya sea el familiar, laboral o de cualquier tipo. Desde acuerdos tácitos en reuniones sociales, casi sin darnos cuenta, a explícitos, por ejemplo, con un banco, aunque en este artículo nos centraremos más específicamente en los segundos, sobre todo por su validez legal y por lo general, mayores inconvenientes.
Es por todos conocido que el gran problema de los contratos es que en ocasiones nunca llegan a cumplirse, pero ¿qué nos diríais si os contamos que, gracias a la tecnología Blockchain este problema podría dejar de existir?
Sí, esto es posible gracias a los Smart Contracts y su capacidad para modificar por completo el sistema de contratos tradicionales, así que, si quieres saber cómo revolucionarán esta materia, anímate a leer el siguiente artículo para no perderte de nada.
Los Smart Contracts o Contratos Inteligentes en español, son programas de tipo informático que se auto-ejecutan una vez cumplido un acuerdo previamente establecido entre dos partes. Estos contratos se encuentran contenidos dentro de la Blockchain y su concepción, estructura y funcionamiento son similares al de los tradicionales con algunas diferencias que trataremos más adelante.
En el último tiempo, con la irrupción de la IA, ha aparecido un nuevo tipo de Smart Contract, en este caso 100% autónomo. La gran diferencia con los Smart Contracts previos, también veremos su diferencia con los contratos tradicionales, son que este nuevo tipo de contrato no necesita de la intervención humana para funcionar o ejecutarse, es decir, a través del análisis de las circunstancias que lo rodea, deduce de forma automática y establece y ejecuta las condiciones del contrato.
Para esto, se conectan a fuentes externas que les permiten crear nuevas acciones en consecuencia, todo gracias a la incorporación de la IA, potenciando su uso y alcance.
A su vez, existe otra gran diferencia, mientras que los contratos tradicionales suelen estar escritos en papel, también podrían incluso ser de palabra, los Smart Contracts son siempre digitales y contenidos en la Blockchain, siendo este su principal formato contenedor.
Asimismo, son varias las diferencias entre los Smart Contracts autónomos y los contratos tradicionales, pero como estas vienen aparejadas de ventajas, las trataremos mejor en el siguiente apartado, donde a partir de la comparación de uno hablaremos de las mejoras del otro.
Vamos a destacar a continuación algunas de las ventajas más importantes que ofrecen estos contratos inteligentes autónomos.
La primera y probablemente la más importante, es que son autónomos, mientras que los contratos tradicionales necesitan del accionar de un humano para realizarse. Una vez que se cumplen las condiciones establecidas en este caso por el propio contrato y no necesariamente por las partes, la acción consecuencia del cumplimiento del mismo se realiza por sí sola, sin necesidad del accionar de terceros que la hagan efectiva, agilizando procesos y abaratando costes.
Los Smart Contracts no solo pueden operar sin intervención humana durante su ejecución, sino también, y más importante aún en la gestión del mismo, es decir, tienen la capacidad de programarse en función de los cambios que acontecen en relación al contrato, adaptando al mismo en función de los nuevos condicionantes.
La segunda diferencia se encuentra en que los Smart Contracts quedan registrados en la Blockchain y sin necesidad de intermediarios, mientras que los contratos tradicionales suelen necesitar de un 3º que los registre en el lugar correspondiente para darle validez, ya sea un organismo público o un ente privado.
Es verdad que no todos los contratos, necesitan de este paso, pero por lo general para darle un ente jurídico al contrato suele ser necesario este paso. Al eliminar estos pasos, los tiempos como los costes se ven claramente reducidos.
La tercera diferencia, que no necesariamente es siempre así, por lo general, los Smart Contracts suelen tener mayor programabilidad al estar menos sujetos a condicionamientos, estructuras fijas y tener una menor dependencia de procesos humanos, dando lugar a acuerdos más flexibles, pero a la vez más concretos al poder especificarse y constituirse de una forma más precisa, que los contratos tradicionales. Lo que deriva en una mayor personalización y especificidad reduciendo la ambigüedad y mejorando la precisión en la ejecución.
Estos contratos, como hemo vistos antes, tienen la capacidad de incluir cláusulas que se ajustan constantemente a variables externas, de cualquier tipo, ya sean cambios bursátiles o hechos de tipo político. Esto hace que su programabilidad sea mucho mayor, ya que no son contratos cerrados e inmutables, todo lo contrario, su capacidad de adaptación, y en este caso de manera autónoma, los convierte en acuerdos mucho más realistas, precisos y eficaces que cualquier acuerdo tradicional.
La cuarta diferencia, que viene de la mano de la tercera, tiene que ver con la inmutabilidad de la Blockchain, por lo que una vez que está en la red, el contrato no puede ser modificado evitando quedar expuesto a la corrupción del mismo a favor de una de las partes, quitando la posibilidad de dar lugar a fraude y/o estafas.
Uno de los grandes inconvenientes de los contratos tradicionales radica precisamente en este punto, donde un contrato, en ocasiones de forma sencilla, se puede romper, perder o modificar en beneficio de alguno de los involucrados.
Asimismo, al ser este un registro de acceso público, los datos contenidos son fácilmente verificables, otorgándole al proceso transparencia y claridad.
Esta diferencia, trae a su vez un lado negativo, que los Smart Contracts autónomos pretenden resolver. La inmutabilidad de los Smart Contracts pueden terminar generando contratos obsoletos, pero activos, y sus consecuentes problemas como, por ejemplo, recibir un pago por unas condiciones aprobadas previamente, pero que en el momento de cumplirse el contrato carecen de sentido y validez.
Como hemos visto antes, los Smart Contracts autónomos funcionan a través del análisis de su entorno, por lo que de verificar que las condiciones de ese contrato son obsoletas, podría modificarlo o realizar la acción que considere más correcta a partir del análisis de las nuevas variantes.
Son muchos los ejemplos donde podríamos aplicar las ventajas de los Smart Contracts en el día a día, pero vamos a destacar algunos de los ámbitos en los que más aplicación tienen.
El gran ejemplo donde un Smart Contract es de gran utilidad se encuentra, por ejemplo, en los préstamos bancarios o hipotecarios, aportando grandes ventajas por sobre los contratos tradicionales.
Uno de los grandes problemas de este tipo de transacciones reside en que las partes pueden pretender modificar las condiciones contractuales, negarse a pagar la suma correspondiente o los largos tiempos de espera hasta la aprobación de documentos y demás.
En un préstamo de un bien inmueble, el uso de un Contrato Inteligente autónomo abarata costes y aumenta la eficiencia, ya que de cumplirse ciertas condiciones, tanto para el prestatario como para el comprador, el dinero se libera de forma automática, agilizando los tiempos de espera y asegurándose el prestatario del cumplimiento de este y el pago de las cuotas correspondientes.
Asimismo, de ser necesario alguna modificación, sea por el aumento de la tasa de interés, amortización o falta de fondos, el contrato se adaptaría a esa nuevas condiciones, sin la necesidad de intervención humana, facilitando y agilizando el proceso, a la par que, abaratando costes.
La incorporación de Smart Contracts a este ámbito permite actuar de forma más eficiente, por ejemplo frente a pérdidas de vuelos o similares, por culpa de la empresa de transportes. Los viajeros afectados, debido a los tediosos procesos de reclamación, no suelen ver recompensado su tiempo.
Al utilizar los Smart Contracts el reembolso correspondiente se hace de forma automática, permitiendo a los usuarios recibir su compensación de una forma más rápida y sencilla, que frente a métodos tradicionales.
Otro ejemplo es que, gracias a la IA, un contrato puede actuar como perito al recibir y analizar una foto de un accidente o rotura de algún elemento doméstico, reduciendo los tiempos de pago y los gastos de gestión a los que se enfrenta la aseguradora.
Son muchas las ventajas en este apartado, desde la autorización a ciertos tratamientos hasta el seguimiento de la cadena de frío y suministros, del cual hablaremos en mayor detalle en otro apartado.
Gracias a los Smart Contracts una persona puede utilizar, por ejemplo, su registro en la Blockchain para identificarse en un centro médico sin necesidad de mostrar toda tu información, ya que, al ser una red distribuida, la accesibilidad de los datos permite que, independientemente del país o centro médico en el que uno necesite ser atendido, cualquier facultativo pueda tener la posibilidad de acceder al historial clínico, de forma rápida y sencilla.
En este ámbito, otro de los puntos fundamentales es el del registro inmutable en la Blockchain, que, aunque no tenga que ir asociado directamente a la idea de Smart Contract, no podemos no comentarlo. Para saber más sobre la Blockchain te recomendamos que te inscribas en el curso Curso de aplicaciones prácticas de los Smart Contracts sobre Blockchain donde se trata en mayor profundidad y de una forma práctica para que puedas aplicarlo en tu día a día.
Es por todo esto que la inmutabilidad de la Blockchain, la hace el sitio propicio para los registros médicos, ya que en esta puede estar contenida toda la historia clínica del paciente sin miedo a ser alterada o hackeada para posibles chantajes o fraudes, hechos que suelen ser habituales en el ámbito clínico.
Son varias las ventajas en este apartado, como a la hora de optimizar rutas a través del análisis de métricas o evitar fraudes con respecto al origen de la comida. A pesar de estas ventajas, nos centraremos en dos especialmente, que son más específicas de este apartado.
Por un lado, está la trazabilidad del producto, los Smart Contracts, permiten, por ejemplo, rastrear un alimentos desde el origen (granja o similar) hasta su destino (supermercado, tienda, restaurante, etc.), rastreando todo el proceso (tiempo, distancia), con lo que el control de calidad es mucho mayor. Asimismo, por ejemplo, en caso de una intoxicación alimenticia, el rastreo de la causa, gracias a la posibilidad de poder abarcar todo el proceso de forma más precisa, mucho más fácil, ágil y sencilla
Por otro lado, presenta una ventaja también en el apartado del registro de los datos, en este caso específicamente en el inventario de suministros. Una tienda de barrio o un gran supermercado, puede crear un Smart Contract donde una vez agotado un producto o serie de productos solicitar de forma autónoma y automática un nuevo pedido de este, basado en los datos generados por la propia IA.
Con esto, se evitarían errores humanos como el “olvido” del pedido o los tiempos de espera propios de la comunicación. El suministro en la tienda sería mejor, más eficiente, constante y rápido, derivando en un mejor servicio y mayor variedad de productos.
Los Smart Contracts son una de las grandes revoluciones de los últimos años, junto con la irrupción de la Blockchain. Su inmutabilidad, así como su capacidad de auto-ejecución permite agilizar procedimientos y reducir costes, lo que se traduce en procesos más eficientes.
Su gran beneficio, será probablemente, el de lograr terminar con la mayoría de los fraudes contractuales (el establecimiento de las condiciones sigue siendo tarea humana, aunque, como hemos visto en el caso de los autónomos ya no es así) al poseer una mayor seguridad, gracias a su registro inmutable, pero también por su capacidad de ejecutarse de forma automática.
El gran cambio se presenta ya no solo en su auto-ejecución, como fue cuando irrumpió, sino también gracias a la automatización en el proceso de análisis y su capacidad de adaptabilidad gracias a la incorporación de otros de los grandes desarrollos de los últimos años, la IA, impidiendo todo tipo de inconvenientes como impagos, retrasos o incumplimientos contractuales, optimizando al máximo las condiciones que rodean al contrato, para hacer de este lo más eficiente y útil posible.
Los Smart Contracts y, principalmente los autónomos, traerán una forma de interactuar más transparente, eficaz, limpia y segura, dejando a los contratos tradicionales, nunca mejor dicho, en papel mojado.
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