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Adoptar el modelo de Zero Trust se está convirtiendo en un estándar en la seguridad cibernética. Conoce los principios fundamentales de Zero Trust y cómo su implementación es crucial para enfrentar los desafíos de seguridad en un futuro digital cada vez más complejo.
Tabla de contenidos
En una red llena de amenazas y estafas, la seguridad en los sistemas está en peligro. Zero Trust emerge con un nuevo paradigma para reforzar las defensas de las redes y aplicaciones.
Sigue leyendo para descubrir en qué consiste este paradigma y cómo ayuda a las organizaciones de todo el mundo a mejorar su ciberseguridad.
Desde hace unos años, los ciberataques ocupan portadas en la prensa, produciéndose por todo el mundo catástrofes que han puesto en jaque la seguridad de las organizaciones. Desde robos masivos de datos hasta ciberataques a infraestructuras críticas de energía, el gran aumento de ataques ha llevado a las organizaciones a desarrollar nuevas estrategias de defensa en el ciberespacio.
Una de las principales limitaciones del enfoque tradicional de seguridad es una excesiva confianza en la defensa perimetral y pocas medidas de defensa y respuesta a amenazas dentro de las redes corporativas. Este enfoque resulta insuficiente en un mundo en el que cualquier comunicación o aplicación puede ser un potencial vector de ataque por el que infectar a cientos de equipos. Este escenario nos lleva a explorar nuevas formas de proteger la información en los sistemas.
Ante estos desafíos, el modelo Zero Trust desafía el modelo tradicional de confianza de una red. Acompáñanos en este artículo, donde exploraremos a fondo las características de esta filosofía, sus ventajas en términos de seguridad en los datos y sistemas, y los aspectos a tener en cuenta para implementarlo de forma eficaz. Por último, reflexionaremos sobre el futuro de la ciberseguridad en las empresas y el impacto que tendrá este modelo en ellas.
Zero Trust es un modelo de seguridad que trabaja bajo la premisa de no confiar en ningún actor en la red, por defecto. Cada activo debe ser estrictamente verificado, asegurando que sólo usuarios legítimos y autorizados pueden acceder a la información.
Este enfoque reconoce que las amenazas pueden estar en cualquier parte de la red, incluyendo dispositivos y usuarios de confianza, por ejemplo, dentro de una red corporativa. Es por eso por lo que, a diferencia de los modelos tradicionales, el enfoque proactivo de Zero Trust elimina el concepto de perímetro seguro e inseguro. De esta forma, se presenta como una solución integral adaptable las arquitecturas presentes, y ofreciendo protección de amenazas externas e internas.
El enfoque de Zero Trust desafía a los modelos convencionales de seguridad, donde la confianza dentro de una “red segura” o “red interna” desaparece. Este modelo verifica repetidamente las identidades, permisos y accesos. Cada solicitud de acceso debe ser verificada sin importar el origen o ubicación de la petición, siempre actuando desde la desconfianza.
Dentro del modelo Zero Trust, el acceso a los recursos es limitado, siguiendo el principio del mínimo privilegio (least privilege). Consiste en que cada elemento de la red solamente debe ser capaz de acceder a los recursos necesarios para su funcionamiento.
Los conceptos clave de Zero Trust son los siguientes:
Confianza cero por defecto. No se confía en ningún dispositivo o usuario, independientemente de si pertenece a la red interna o externa.
Verificación estricta y continua. Las solicitudes de acceso son verificadas estrictamente y de forma continua. La verificación se realiza de forma continua, no se trata de un evento único en el sistema.
Principio de menor privilegio (least privilege). Los usuarios y dispositivos tienen acceso exclusivamente a los recursos necesarios para realizar las tareas, sin acceso a ningún recurso adicional, limitando potenciales riesgos en una posible brecha de seguridad.
Segmentación de la red. La red se divide en segmentos para controlar el acceso y limitar los movimientos. Además, facilita la escalabilidad y flexibilidad.
Autenticación multifactor (MFA). Se requiere más de un canal de verificación para el acceso a los recursos.
Cifrado de datos. Los datos se cifran, tanto en las comunicaciones como en reposo. Se protege de accesos no autorizados.
Aplicar el modelo Zero Trust en una red mejora la seguridad general de la red al no asumir ninguna confianza por defecto y otorgar los permisos mínimos dentro de la red. Protege los accesos no autorizados y reduce la superficie y posible extensión de los ataques. La autenticación multifactor ayuda a una verificación de los usuarios y dispositivos más rigurosa, y el cifrado protege la información de posibles robos de datos.
En relación con la segmentación de la red, mejora la seguridad al dividir en segmentos más pequeños, dificultando la posibilidad de realizar movimientos laterales. En caso de ciberataque, al existir una segmentación, es más fácil aislar y evitar su propagación. Además, Zero Trust facilita el cumplimiento normativo asegurando que los datos sensibles se encuentren separados y protegidos.
Para las organizaciones que disponen de servicios o aplicaciones en la nube, su implementación es muy beneficiosa. Garantizar la protección y acceso de las aplicaciones y datos en este tipo de entornos es esencial, y el paradigma Zero Trust proporciona las medidas necesarias para lograrlo con éxito asegurando la identidad de los accesos y verificando que las acciones realizadas en los sistemas estén permitidas.
Es importante entender que Zero Trust no es un producto que se puede comprar e instalar en sí, sino un conjunto de prácticas y principios que deben adaptarse a las características de una organización. A continuación, detallaremos los principales componentes que forman la base de esta estrategia.
Cada uno de los siguientes componentes desempeña un papel importante en la creación de una estrategia de Zero Trust robusta y efectiva, asegurando que tu empresa esté preparada para enfrentar los riesgos del panorama de ciberamenazas.
La base de Zero Trust se apoya en la autenticación multifactor, el cifrado y las redes de acceso Zero Trust (Zero Trust Network Access, ZTNA).
La autenticación multifactor proporciona una barrera de seguridad fuerte, asegurando su identidad. El cifrado, protege la información y las comunicaciones. Las ZTNA proporcionan el acceso seguro a las aplicaciones e información basándose en la identidad y el contexto.
La gestión de identidades es el proceso a través del cual se consigue que cada persona tenga el acceso correcto a los recursos necesarios, ni más ni menos, consiguiendo least privilege. Una vez establecidos los roles, a través de Network Access Control (NAC) se consigue supervisar quién está conectado a la red y qué pueden hacer.
Esta combinación de gestión de identidades y NAC crea un entorno donde solo los usuarios verificados y los dispositivos autorizados pueden acceder a los recursos críticos de la empresa.
Las políticas de seguridad y la adopción de un gobierno de datos con un enfoque Zero Trust aseguran la protección de la información y que todos los datos se traten de manera segura y conforme a las normativas. Estas políticas son las bases esenciales para mantener la integridad, confidencialidad y disponibilidad de la información, garantizando al mismo tiempo que la organización cumpla con las normativas.
Son esenciales en todos los niveles de la organización, y gracias a ellas se fomenta una cultura proactiva de seguridad y se refuerza la importancia de las buenas prácticas y la protección de los datos.
Para implementar Zero Trust en una empresa de forma efectiva, deben tomarse medidas dentro de la red para que se siga el principio de least privilege. Eso se puede conseguir mediante a través de la implementación y aplicación de las siguientes medidas estratégicas:
Segmentar la red de forma efectiva y coherente, con un diseño que aísle los recursos y servicios críticos dentro de la infraestructura. Consiguiendo una red con segmentos organizados y aislados, previniendo movimientos laterales.
Establecer controles de acceso para asegurar que cada activo puede consultar la información necesaria para su correcta operatividad, sin información adicional que no sea útil para sus tareas.
Implementar autenticación multifactor (MFA). Puede ser basada en las aplicaciones para generar contraseñas de un solo uso (OTP), canales externos como SMS o hardware adicional.
Gestionar cuidadosamente los accesos privilegiados. Esto incluye monitorizar y registrar estos accesos, asegurando que el personal autorizado acceda a estas funciones y que cada acceso se realice con un propósito.
En una implementación de Zero Trust, es fundamental definir la superficie de la organización y los activos a proteger. Así, se consigue identificar los puntos críticos de la infraestructura TI, y se priorizan los recursos disponibles dentro de una organización.
Identificar la superficie de ataque es vital en el paradigma Zero Trust para comprender qué partes de la organización están expuestas y cuáles tienen más riesgo. Implica identificar y evaluar todos los dispositivos y aplicaciones en conexión dentro de la red, lo que puede llevar incluso a replantear las necesidades de algunos de los componentes y puede desencadenar en cambios de la infraestructura.
Definir activos a proteger no incluye solamente sistemas y aplicaciones, sino también datos confidenciales, propiedad intelectual y datos de los usuarios. Una clara identificación de activos facilita una rápida respuesta en situaciones críticas, como en un ciberataque.
La capacidad de escalar y adaptarse a las necesidades de la organización son clave en Zero Trust. La segmentación de red facilita el manejo de las redes, permitiendo expandir y/o modificar la estructura TI más fácilmente. Además, permite que la red pueda ser modificada de forma más flexible, permitiendo integrar o modificar dispositivos, trabajos y servicios reduciendo las dependencias.
A continuación, detallamos las mejores prácticas para implementar Zero Trust en una organización:
Realizar una evaluación de riesgos. Para comenzar a implementar un modelo Zero Trust, es recomendable establecer los activos críticos, potenciales amenazas y debilidades de la organización. Una correcta evaluación es un punto de partida óptimo para diseñar estrategias de seguridad efectivas.
Monitorización y respuesta a amenazas. Monitorizar ininterrumpidamente la red y sus aplicaciones es esencial en Zero Trust. Las soluciones de ciberseguridad que se apliquen deben detectar ataques en tiempo real para responder proactivamente, y recoger toda la información disponible mediante el análisis de registros para poder integrarlos con los demás sistemas de seguridad.
Automatización de procesos. Es esencial programar tareas manuales propensas a errores humanos para garantizar una aplicación rápida y segura de políticas y configuraciones. Esto mejora la operatividad y la seguridad de la organización y su entorno.
La ciberseguridad evoluciona día a día, y el paradigma Zero Trust es una respuesta a las amenazas y desafíos a los que se enfrentan las empresas. En el futuro, la demanda de implementación de Zero Trust en empresas puede crecer debido a sus beneficios, junto a una mayor integración de tecnologías de aprendizaje automático para reforzar la ciberseguridad.
La demanda de profesionales en ciberseguridad no hace más que crecer, y el Zero Trust jugará un papel fundamental en la protección de las organizaciones e infraestructuras críticas. Las organizaciones necesitan expertos que puedan diseñar e implementar políticas de seguridad en base a este modelo, garantizando la protección de los datos y sistemas de información.
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