Liderazgo híbrido: engagement y motivación en equipo
Establece las bases para crear tu propio estilo de liderazgo, entendiendo las diferentes personalidades y estilos de trabajo...
¿Te preocupa que un modelo de liderazgo compartido pueda causar fricciones entre los líderes de tu equipo? Descubre cómo crear un entorno de cooperación y respeto mutuo que ayude a tu empresa a alcanzar el éxito, a través de estrategias para evitar luchas internas y aprovechar al máximo los beneficios del liderazgo compartido.
La capacidad de un equipo directivo para trabajar en armonía, tomar decisiones ágiles y resolver los conflictos antes de que se conviertan en problemas, es clave para el éxito organizacional.
El liderazgo compartido, un enfoque que distribuye la responsabilidad entre varios líderes, ofrece la promesa de aprovechar la diversidad de ideas y habilidades para impulsar la innovación y la sostenibilidad.
Sin embargo, este modelo también puede convertirse en una fuente de tensión si no se gestiona adecuadamente.
Para los ejecutivos y líderes que desean mejorar y transformar la cultura de liderazgo en sus organizaciones, es vital adoptar un enfoque que potencie al equipo mientras se evita caer en las trampas comunes de la competencia interna y las dinámicas de ego.
Desarrollar este tipo de liderazgo implica fomentar la colaboración auténtica, crear un ambiente de confianza mutua, y armonizar las ambiciones individuales con los objetivos estratégicos de la empresa.
Al cultivar una cultura de liderazgo sólida y orientada al crecimiento, los líderes pueden establecer un entorno donde el equipo colabore de manera efectiva y esté alineado con una visión compartida, generando resultados positivos y sostenibles en la organización.
Este artículo ofrece una guía detallada para prevenir luchas internas y transformar la colaboración entre líderes en un activo estratégico.
El liderazgo compartido o colaborativo, es un enfoque organizacional donde múltiples líderes o miembros de un equipo asumen roles de liderazgo de manera conjunta, es decir, formando equipos de líderes, y compartiendo, por tanto, la responsabilidad de la toma de decisiones, la dirección estratégica y la propia gestión del equipo.
A diferencia del liderazgo tradicional, donde una sola persona tiene el control absoluto, el liderazgo compartido está basado en la colaboración y en la distribución equitativa del poder.
El liderazgo compartido requiere redefinir lo que significa ser líder.
El liderazgo no se limita a ocupar una posición en el organigrama, sino que es un punto de referencia dinámico, que se adapta a diferentes contextos y está influido por una variedad de elementos, circunstancias y factores.
El líder como punto de referencia, cuando se entiende su rol y se utiliza correctamente, puede convertirse en un poderoso aliado para guiar a la organización hacia una toma de decisiones más acertada.
Ampliar el concepto de liderazgo dentro de la organización, por tanto, puede ser el punto de partida que impulse a los líderes a encontrar su lugar actual y explorar nuevas oportunidades en su trayectoria de descubrimiento y desarrollo.
La organización se enfrenta a una pregunta decisiva: ¿Qué áreas necesitan mejorarse para que sus líderes se conviertan en verdaderos referentes, capaces de superar las expectativas?
Sin generar controversias, hay un consenso claro de que aún hay margen para alcanzar ese nivel de liderazgo excepcional.
La complejidad de los problemas, la necesidad de respuestas ágiles y de alcance global, la importancia de la sostenibilidad y la ética corporativa, exigen un enfoque de liderazgo más inclusivo y colaborativo.
Las organizaciones están reconociendo que ninguna persona puede tener todas las respuestas, y que el liderazgo compartido permite aprovechar la diversidad de habilidades, experiencias y perspectivas dentro del equipo directivo.
A pesar de sus evidentes ventajas, el liderazgo compartido no está exento de desafíos.
Y es que la implementación de este modelo también puede generar conflictos que, si no se manejan adecuadamente, pueden poner en riesgo no solo la cohesión del equipo sino el éxito organizacional.
Profundicemos.
Se producen cuando no están claramente definidas las áreas de autoridad y responsabilidad, así que pueden surgir conflictos sobre quién tiene la última palabra en determinadas decisiones.
Esta falta de claridad puede crear una dinámica de competencia en lugar de colaboración, lo que a su vez puede afectar negativamente al rendimiento del equipo.
Cuando los líderes no están alineados ni comparten una visión clara, unificada y motivadora del propósito, el equipo puede experimentar una disminución en el nivel de compromiso y cohesión, tomando decisiones contradictorias o sin ajuste con los objetivos estratégicos de la organización, generando confusión dentro del equipo y pérdida de enfoque en las metas comunes.
En un entorno donde varios líderes deben trabajar en conjunto, es fundamental equilibrar las personalidades y ambiciones individuales.
Es un hecho, cuando los egos de los líderes priorizan su propio reconocimiento sobre la colaboración, las tensiones aumentan, se genera resistencia a aceptar ideas o decisiones de otros, frenando el progreso y creando un ambiente laboral incómodo y poco productivo.
Los egos en exceso o por defecto, generan carencia.
Suelen tener una visión inflada de su importancia y/o habilidades dentro de la organización y pueden resultar problemáticos en un entorno de liderazgo compartido. Aquí, algunas razones:
Resistencia a la colaboración: Estos líderes tienden a tener dificultades para trabajar en equipo, ya que su autopercepción les hace sentir superiores a los demás, así, pueden ignorar o desvalorizar las opiniones de otros líderes, creyendo que su punto de vista es el único válido.
Apropiación de logros: Un líder con un ego desmedido a menudo busca crédito exclusivo por los logros del equipo, creando resentimiento y desmotivación en los demás líderes, que sienten que su contribución no es reconocida.
Competencia destructiva: En lugar de colaborar, estos líderes pueden ver a sus compañeros como rivales, generando una competencia interna que puede ser destructiva para la cohesión del equipo, desviando la atención de los objetivos organizacionales hacia conflictos personales.
Inflexibilidad: Estos líderes con exceso de ego pueden ser inflexibles, aferrándose a sus ideas y métodos sin considerar alternativas, con resistencia al cambio y a la innovación, lo que puede limitar la capacidad del equipo para adaptarse a nuevos desafíos.
Por otro lado, los líderes inseguros representan un desafío diferente, pero igualmente perjudicial.
La inseguridad en los líderes puede manifestarse de las siguientes maneras:
Duda constante: Los líderes inseguros pueden tener dificultades para tomar decisiones firmes, lo que puede llevar a la parálisis del equipo. Su miedo a cometer errores o a ser juzgados puede hacer que busquen constantemente la aprobación de otros, ralentizando el proceso de toma de decisiones.
Evasión de responsabilidades: Para evitar el escrutinio, estos líderes pueden tratar de evadir la responsabilidad, delegando en exceso o evitando situaciones donde se requiere tomar decisiones difíciles, sobrecargando a otros líderes, o creando un desequilibrio en la distribución de la carga de trabajo y la autoridad.
Dependencia excesiva: Esta inseguridad, además, puede derivar en una dependencia excesiva de líderes más seguros o dominantes, creando dinámicas de poder desigual dentro del equipo, siguiendo decisiones de otros sin aportar sus propias ideas o críticas constructivas y limitando la diversidad de pensamiento en la toma de decisiones.
Falta de asertividad: Este tipo de líderes pueden tener dificultades para expresar sus opiniones o para confrontar a otros cuando no están de acuerdo, mostrando falta de comunicación efectiva y acumulación de tensiones no resueltas, generando conflictos más serios.
Son quienes han desarrollado un alto grado de inteligencia emocional y equilibrio personal, lo que les permite manejar tanto su propio ego como las inseguridades que puedan surgir.
Estos líderes son esenciales en un entorno de liderazgo compartido por diversos motivos:
Equilibrio y autoconciencia:
Facilitadores de la colaboración:
Inspiración y mentoría:
Visión a largo plazo: A diferencia de los líderes con exceso de ego, que a menudo buscan logros a corto plazo para satisfacer su necesidad de reconocimiento, los líderes maduros están más enfocados en el éxito a largo plazo de la organización, permitiéndoles una toma de decisiones más estratégica y equilibrada, considerando los intereses de todos los stakeholders.
Para aprovechar al máximo los beneficios y mitigar los riesgos asociados, es esencial implementar estrategias claras y efectivas.
A continuación, se presentan algunas recomendaciones clave para lograrlo:
El liderazgo compartido solo puede funcionar en un entorno donde la confianza y la colaboración sean los valores fundamentales que guíen las interacciones.
Incluso con una buena planificación y su revisión sistemática, es inevitable que surjan desacuerdos en un entorno de liderazgo compartido.
Por lo tanto, es importante establecer mecanismos de mediación y diálogo, designando un mediador imparcial dentro o fuera del equipo, así como creando espacios regulares para la discusión abierta y honesta que asegure que todas las voces sean escuchadas y valoradas, y que ayude a resolver problemas de forma constructiva, antes de que se conviertan en conflictos graves.
En paralelo, otra forma de disolver desacuerdos y desarrollar nuevos talentos o enfoques es a través del Coaching ejecutivo. Una mirada al interior del líder que puede desbloquear miedos, juicios, resistencias a liderar con otros, o sentir amenaza de pérdida de control, es decir, creencias, hábitos y estructuras mentales o habilidades asociadas al liderazgo que, o bien, ya no funcionan, o deben tomar un nuevo camino para destapar y liberar nuevas opciones hacia la excelencia en el desempeño individual o de equipo y que, además, pueden mejorar la colaboración.
La clave de la organización es ser capaz de desarrollar talento en las personas líderes haciendo que se desprendan de sus miedos.
Una tercera vía para resolver desacuerdos, que conecta bien con las anteriores, es la de la formación y seguir aprendiendo nuevos conocimientos, capacidades y comportamientos para liderar mejor.
Por un lado, a través de la formación de directivos más centrada en incorporar conocimientos específicos para el desempeño, o hard skills, entre las que destacan organización, finanzas, tecnología, marketing, entre otras.
Y por otro, el desarrollo del liderazgo que se focaliza más en las soft skills, como el desarrollo de la inteligencia emocional que incluye la autoconciencia, la autogestión, la escucha activa, la empatía, la comunicación regulada y asertiva que son esenciales para gestionar las dinámicas interpersonales de forma efectiva; aspectos relacionales que son los que realmente influyen en las personas logrando, con estas habilidades, que las actividades que deben hacerse “simplemente” ocurran, como el compromiso, el funcionamiento autónomo, la armonía con la visión, el respaldo a las metas y la resolución de conflictos.
Un dato, el 80% de lo pasa en la empresa está vinculado con las relaciones personales.
El desarrollo de estas habilidades relacionales, además, tiene un impacto directo en el funcionamiento óptimo de los equipos a largo plazo.
Si tu empresa aspira a liderar el cambio en el entorno tecnológico o si eres un profesional que busca mejorar sus habilidades y acelerar su carrera, los cursos de liderazgo en OpenWebinars son la opción ideal.
Cuando se implementa de manera efectiva, el liderazgo compartido puede ofrecer una serie de beneficios que contribuyen al éxito y la sostenibilidad de la organización.
Esta estrategia de liderazgo incorpora múltiples perspectivas en el proceso de toma de decisiones, lo que produce decisiones más informadas y equilibradas.
Una gestión efectiva de esta diversidad reduce el riesgo de sesgos, asegurando que se consideren todos los aspectos de una situación antes de tomar una decisión.
La colaboración entre líderes con diferentes antecedentes y habilidades fomenta un ambiente de innovación y creatividad.
Al compartir ideas y trabajar juntos para resolver problemas, los equipos de liderazgo compartido pueden desarrollar soluciones más creativas y adaptativas a los desafíos que enfrenta la organización.
Cuando los líderes trabajan juntos en lugar de competir, hay una reducción significativa en los conflictos internos.
El liderazgo compartido, bien implementado, promueve la armonía dentro del equipo directivo, ya que todos los miembros se sienten valorados y tienen un rol claro en el éxito de la organización.
Finalmente, este tipo de liderazgo contribuye a la creación de un entorno de trabajo positivo.
Los empleados tienden a sentirse más seguros y motivados cuando ven que sus líderes trabajan en conjunto de manera armoniosa.
Un entorno de trabajo positivo no solo mejora la moral del equipo, sino que también aumenta la productividad y la retención de talento, disminuyendo el absentismo y la rotación.
Para asegurar que el liderazgo compartido sea efectivo y beneficioso, es importante adoptar una serie de buenas prácticas que refuercen la cohesión y el rendimiento del equipo.
Si se organizan de manera efectiva, estas reuniones son fundamentales para garantizar que todos los líderes estén alineados.
Facilitan el debate sobre avances, desafíos y ajustes en la dirección estratégica, asegurando que los esfuerzos y actividades estén en sintonía con los objetivos generales de la organización.
Las personas que lideran en las organizaciones también suelen tener preferencias para colaborar con otros líderes. Es habitual. Lo que puede ser una barrera para lograr un buen desempeño es que los líderes encuentren a menudo dificultades para colaborar entre ellos.
Lograr implantar con éxito el liderazgo colaborativo en la empresa, requiere de las mínimas fricciones, dificultades o barreras para colaborar, esencial de cualquier trabajador y en especial hablando de líderes.
Es más, los líderes colaborativos tienen una mayor orientación hacia las relaciones humanas que otros tipos de liderazgo.
Por tanto, evaluar es clave.
Implementar evaluaciones regulares y proporcionar retroalimentación continua permite a los líderes reflexionar sobre su comportamiento, identificar áreas de mejora individual y comprender su impacto en el equipo; facilitando el ajuste de sus enfoques, trabajar en sus debilidades y abordar de forma proactiva problemas de ego o inseguridad, contribuyendo al desarrollo de un equipo de liderazgo más cohesionado y eficaz.
Aquí encontrarás más información sobre el poder de la retroalimentación para la mejora, como el feedforward.
El liderazgo compartido representa una oportunidad poderosa para las organizaciones que buscan mejorar su sostenibilidad, ética corporativa e innovación.
Aunque presenta desafíos significativos, como los conflictos de poder y la falta de sincronización, estos pueden ser superados con estrategias adecuadas, como la definición clara de responsabilidades, la promoción de la confianza y el equilibrio entre personalidades y estilos de liderazgo, o la creación de espacios de diálogo y la mediación efectiva de conflictos.
Cuando se implementa correctamente, el liderazgo compartido no solo mejora la toma de decisiones, fomenta la creatividad y la mejora continua, sino que también reduce los conflictos internos, crea un entorno con un mejor clima de trabajo y más productivo, puntos clave para la sostenibilidad de la empresa.
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