¿Cómo puede un equipo de calidad liderar un cambio en la metodología de trabajo?
En este taller aprenderás tácticas para solventar situaciones de dificultad en equipos de trabajo, siendo capaz de diferenciar...
En este artículo vamos a profundizar en un tipo de liderazgo muy extendido en otros países, como los escandinavos, y que va tomando fuerza en otros países.
Todavía poco común en España, pero perfectamente integrado en el extranjero, hoy queremos contaros de qué se trata el también llamado liderazgo democrático, más conocido como Servant Leadership. Un nuevo, o no tanto, modelo de liderazgo basado en las capacidades de escucha y la inteligencia emocional.
Para empezar, nuestra idea de liderazgo y servicio, está fuertemente ligada a la cultura. En los países escandinavos con una tradicional fuerte presencia de mujeres en los puestos de liderazgo, el Servant Leadership ha sido un modelo a seguir desde siempre. En países mediterráneos como España, culturalmente atados a otras costumbres y roles, se trata de una novedad en implantación, que, dependiendo de la cultura de empresa, es más popular o menos. Sin embargo, no podemos negar, que cada vez se hace más universal y que incluso llega a ser el modelo más exigido en las multinacionales, ya que este tipo de líder más democrático y menos autoritario con las personas, es capaz de llegar mucho mejor a los empleados. Además, en la creciente multiculturalidad del entorno, mengua las diferencias entre personas de diferentes países por su flexibilidad intrínseca.
Debido a la influencia de otros mercados y la fuerte presencia de compañeros internacionales, muchos países donde antiguamente los líderes hacían uso de la imposición y la agresividad, han tenido que adaptarse a los tiempos, acogiendo este nuevo modelo. Algunas personas aún son reticentes a los cambios, especialmente en el sector tecnológico, donde la preponderancia de anticuados roles masculinos está presente en la mayoría de puestos de poder, pero es algo que va cambiando y evolucionando muy rápido y son cada vez menos los encargados de recursos humanos quienes escogen nivel técnico por encima de personalidad. Es decir, que en el presente, cualquier persona con una personalidad abierta y amable, una persona más tierna, comprensiva y que da confianza… por primera vez en la historia, tiene más oportunidades de acabar siendo el CEO de una gran empresa, y ser formada en todo lo necesario que viceversa. Al mismo tiempo, se está intentando transformar a los expertos técnicos con otras capacidades más lógicas, en personas más asertivas y más sensibles a su entorno, con lo que podríamos denominar un éxito parcial.
Todo esto, tiene que ver, además, con la reciente cantidad de despidos de empleados con una considerable antigüedad en las organizaciones, así que podemos decir que el Servant Leadership ha llegado para quedarse y está creando una auténtica revolución en las empresas.
La competitividad insana o la actitud dominante, ya no son símbolos de poder en el mundo empresarial moderno, sino que se abre camino la figura de la persona empática. La organización del equipo se vuelve distinta. La dimensión que define una persona, no sólo es su personalidad, sino también su aspecto. Cosas como llevar traje a la oficina y corbata, han ido pasando de moda, dando paso a un modelo de vestimenta más universal que hace ver a los líderes como más accesibles.
Para algunos de los empleados más antiguos y de cierta edad, esto resulta muchas veces en conflicto con sus valores, aunque en general es un modelo bien recibido por todos, ya que nuestros jefes y jefas se vuelven accesibles y más humanos, es algo que ya estábamos echando en falta.
Además, cada día el mundo laboral es más mixto en cuanto a género, que es otra cosa que ha influenciado seriamente este tipo de conceptos y que hace ver que cualidades denominadas “soft skills” o habilidades blandas, anteriormente consideradas parte de un carácter débil o flojo, ahora son parte imprescindible de las oficinas de todo el mundo.
Ningún líder que se precie hoy en día podría llegar a un puesto de responsabilidad sin asertividad y capacidad de escucha. La empatía es fundamental en el nuevo modelo de liderazgo.
Específicamente a través de la inteligencia emocional y la creencia personal de lo que es éxito. Como hemos mencionado al principio, la idea de éxito y de liderazgo depende de la persona y su cultura, por eso se está intentando implantar un modelo más “estandarizado” de lo que son los nuevos líderes.
Durante mucho tiempo el éxito ha tenido que ver con la agresividad, la destrucción de competidores, la falta de empatía, incluso la hostilidad. Actualmente, a nivel colectivo cada vez estamos más concienciados de que todos somos humanos y de que a nivel global, todos somos personas con los mismos problemas y qué debemos colaborar entre nosotros en lugar de destruirnos como si fuéramos enemigos. Aunque a veces es difícil de creer, estas ideas también han calado en el mundo empresarial y este cambio de mentalidad a nivel mundial, que va con los tiempos que corren, ha influenciado evidentemente el tipo de líderes que escogemos para nuestras organizaciones.
El liderazgo se redefine, igual que se redefine la paternidad o maternidad, el modelo de empleado o los horarios laborales. La actitud frente al trabajo es más flexible y más abierta, más universal e internacional.
Una gran comunicación es su característica principal. Para este o esta líder la comunicación no es unidireccional (órdenes) sino que fluye entre todas las partes (jefes, empleados, managers…). No sólo habla, sino escucha.
Siempre apoya a sus empleados y equipo, aunque se equivoquen. El paternalismo de épocas anteriores deja paso a una perspectiva comprensiva de que los errores son parte del proceso de aprendizaje.
Es honesto/a ante todo, sin por eso creer que es una debilidad. Si hay un problema global que le preocupa, lo comparte con su equipo y empleados, y por supuesto acepta sus opiniones como válidas convirtiéndolas en muy valiosos consejos de cómo actuar. Este líder ya no es un “padre” autoritario, sino un amigo comprensivo. Su meta es compartir su conocimiento y ayudar a crecer a los empleados.
Cada día, y no solamente de vez en cuando, muestra a sus empleados que cumple con lo prometido o que al menos va en camino de solucionarlo. Siendo una persona franca y transparente, si no puede controlar algo, lo admite y delega la tarea en otra persona, pero nunca más será ese Superman que puede con todo con una fachada de dureza. Este líder es un ser humano.
Tiene la mentalidad de ser uno más. Con probablemente experiencia en puestos más bajos y mentalidad que podríamos llamar obrera, los nuevos líderes no tienen inconveniente en una organización horizontal, donde ellos mismos se involucran en procesos de niveles más bajos. No realizan todas las tareas, pues confían en sus empleados y saben delegar, pero tampoco se consideran superiores a otros en ningún momento y ayudan con sinceridad cuando es necesario.
Son accesibles. En su forma de hablar, en su forma de vestir y en su forma de escoger la organización de la oficina. Por ejemplo, este modelo ha influenciado enormemente en la implantación de las oficinas abiertas, ya que resulta más fácil la comunicación con los responsables, si todas las personas están literalmente al mismo nivel y en la misma habitación.
Así debería ser el Servant Leader ideal, una persona que fomente el crecimiento personal, respetuosa con la necesidades de los demás, y eficiente. No todas las personalidades serían capaces de llegar a esos niveles de empatía y compromiso, pero sí muchas cualidades pueden ser entrenadas. Mostrar emociones genuinas es ser un buen líder. Se imponen nuevas características personales y rasgos de personalidad, que mejoran las funciones ejercidas y resultan en un ambiente de trabajo más eficiente a nivel humano.
La habilidad de escucha. Comunicarse, pero ser receptivo a lo que otros tienen que decir y validar sus opiniones.
La empatía. Realmente entender a los otros poniéndose en su lugar, validando también sus sentimientos además de opiniones o razonamientos lógicos, haciéndoles sentir humanos.
Ser receptivo. Darse cuenta del estado mental y emocional de sus empleados, dándoles apoyo en sus momentos personales difíciles. Ser consciente del ambiente y las circunstancias de cada persona y de la empresa, pues esto influencia directamente en el trabajo.
La habilidad de persuasión. Ser persuasivo sin manipular, sino haciendo ver a las otras personas que ser flexible es posible y que siempre es mejor tener un punto de vista holístico.
Ser previsor. Ser capaz de prevenir los problemas antes de que sucedan, basándose en cómo es la situación actual y los sucesos acontecidos en el pasado.
Tener perspectiva. No sólo considerar los aspectos del día y las cosas pequeñas, sino ser capaz de ver las necesidades de su equipo y de la empresa u organización como conjunto, intentando encontrar siempre el mejor punto intermedio para todos.
Ser un “Team Builder”, que significa constructor de equipo. El Team Building es un concepto muy desarrollado a nivel internacional. Se trata de comprometerse a crear una unión entre los miembros del equipo que les haga tener una sensación de pertenencia. Se puede lograr a través de iniciativas sociales o de diferentes maneras según la cultura de empresa.
Estar comprometido con la gente. Creer en sus empleados es muy importante y hacerlo de forma sincera. Orientarlos verdaderamente según su talento, aún a riesgo de perderlos como empleados, ya que su mejora les puede ampliar horizontes. Sin embargo, está demostrado que la sensación de tener un guía y un mentor, puede crear un lazo de lealtad muy fuerte que retiene más talento dentro de las organizaciones del que pierde.
Con estas bases asentadas acerca de este nuevo modelo de liderazgo, queda hacer un pequeño análisis del panorama actual y llegar a algunas conclusiones.
Como ya hemos mencionado antes, los modelos anteriores de liderazgo se van quedando atrás y las emociones han pasado a formar parte del plano laboral.
Como hemos dicho, el líder no nace, se hace a través de la inteligencia emocional.
Saber manejar nuestras emociones, que no ocultarlas, de repente es algo fundamental para llegar a un puesto de responsabilidad, cuando antes era suficiente con los estudios o formación capacitantes. Es un gran cambio a nivel personal, en el que tenemos que aceptar que nuestro estado de ánimo, opiniones, sensibilidad… ahora son visibles para otros y parte del ambiente laboral, con lo que pasa a ser nuestra responsabilidad aprender las herramientas adecuadas para manejarlas con inteligencia y empatía.
Es curioso cómo este modelo genera una relativa brecha entre géneros, pero de forma peculiar. Pongamos el ejemplo de los ingenieros y profesiones técnicas, donde hay una mayoría de hombres. Todas estas personas tienen una formación impecable, con un control técnico total de su profesión, pero muchas veces tienen problemas cuando alguien con una personalidad menos lógica se incorpora a su equipo, y les supone un verdadero problema comunicarse de forma emocional. Aceptar tal vez que un compañero tiene un mal día o está triste por un asunto personal, no siempre es bien aceptado en estos ambientes, por poner un ejemplo sencillo donde la productividad premia sobre el factor humano, si pensamos en el modelo tradicional. Así es que cada vez más empresas de IT están metiendo a mujeres en sus equipos, pero no sólo profesionales formados, sino sorprendentemente mujeres sin formación previa, que son formadas por la empresa, a cambio de su empatía.
No obstante, no es justo considerar que la empatía es una cuestión de género, ni que todas las mujeres son asertivas por naturaleza, pero es el movimiento más común actualmente en el mundo de las consultorías. El problema general es que sigue existiendo un techo de cristal importante y la mayor parte de las trabajadoras en IT tienen menos formación que sus compañeros, con lo cual, la personalidad no lo es todo y se quedan atrás en cuanto a capacidades técnicas.
Realmente, a pesar de ser un movimiento bien intencionado, está muy lejos de ser una solución.
La conclusión es: todos debemos desarrollar nuestras capacidades asertivas, y así deben verlo las empresas. Prolongar una segregación de género, aunque basada en una diferenciación “positiva”, no es realmente un buen modelo de liderazgo.
El verdadero liderazgo sirviente, al servicio de los empleados, es el que valora a cada persona por sus capacidades intrínsecas y que ve en ella sus posibilidades potenciales, alimentándose para que se convierta en un talento dentro de la empresa. Sin olvidar, que no perdona actitudes poco empáticas, dominantes y tradicionales hasta ahora aceptadas, que es la parte más difícil de erradicar. No se trata entonces de hombres o mujeres, sino actitudes y lo que se acepta como válido y normal, de nuevo volviendo a la idea cultural del éxito… también la idea de un buen ambiente de trabajo es cultural y ya no es suficiente con un nivel alto de productividad.
En el modelo actual de nuestro país, con el que tiene que ver mucho la educación, aún es complicado encontrar hombres y mujeres con ambas cualidades al mismo tiempo: la lógica y el sentimiento. Parece mentira lo mucho que aún influencia la cultura y el lugar de donde somos en cómo somos en el trabajo.
Como conclusión podemos decir que el lugar de trabajo ya no es un lugar donde ocultar las emociones, sino donde mostrarse asertivo y empático.
Esto es algo que puede costar mucho, dependiendo de la persona. Aquello que supone un esfuerzo para algunos, supone un alivio y una forma natural de ser para otros, independientemente de su género. En cualquier caso, debemos aceptar que este nuevo modelo es mucho más enriquecedor que los anteriores y que hay muchas razones para abrazarlo como perfectamente válido; ya que puede convertir el lugar de trabajo no solo en un lugar más soportable, sino verdaderamente en un lugar ameno al que acudir y del que sentirse parte.
¿Qué puede tener de malo esto?
Para complementar el artículo y profundizar en las ventajas y desventajas del liderazgo como servicio, es recomendable leer el artículo Liderazgo en un Departamento Técnico: Importancia y consejos y si se quiere profundizar más, realizar el Curso de liderazgo de equipos.
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