Onboarding en Ciberseguridad
En esta formación de introducción a la ciberseguridad aplicada al entorno corporativo y personal, aprenderás conceptos básicos, riesgos...

El sistema está actualizado, los parches aplicados… y aun así, el ataque ocurre. Los ataques de día cero aprovechan vulnerabilidades desconocidas y pueden tener consecuencias críticas si no se detectan a tiempo. En esta guía aprenderás a identificar señales tempranas, reducir el impacto y actuar con rapidez.
Hay una amenaza constante en el ciberespacio para cualquier organización, incluso las más preparadas y con las defensas más sofisticadas: los ataques de día cero.
Imagina que encuentras una llave maestra que te da acceso a una puerta que no deberías, a un servidor que se encuentra fortificado y vigilado.
Este es el poder que pueden tener. Los “zero-day” son vulnerabilidades desconocidas por los fabricantes o desarrolladores para las que no existe una solución oficial. Es por eso que cuando se detecta un ataque de día cero, el caos se apodera de la comunidad tecnológica.
Este tipo de ataques concede a los ciberdelincuentes una oportunidad para crear exploits y malware con el fin de acceder de forma no autorizada en sistemas, exfiltrar datos o paralizar infraestructuras antes de que nadie pueda reaccionar.
Frente a este escenario, los sistemas de seguridad implementados pueden ser un gran aliado para frenar un ataque que puede paralizar organizaciones enteras.
En este artículo, desglosaremos las claves para detectar, prevenir y responder eficazmente a los ataques de día cero, transformando la incertidumbre en una defensa sólida. ¡Acompáñanos para conocerlo todo al detalle!
Una vulnerabilidad “zero day” es un fallo de seguridad de cualquier tipo y alcance, que acaba de ser descubierta y no dispone de una solución oficial por el vendor.
A diferencia de los ataques “one day”, donde existe una solución oficial o un parche para el fallo, desatan un caos mayor por la incertidumbre que generan y obliga a actuar con gran precaución a los equipos de seguridad.
La principal característica de una vulnerabilidad de día cero es la ausencia de un parche de seguridad. El proveedor del software no es consciente del fallo, no ha podido desarrollar una solución. Los recursos disponibles y la prioridad que se le asigne son un aspecto crucial en el desarrollo de la solución.
Los sistemas de protección tradicionales, como los antivirus basados en firmas, son ineficaces ya que no pueden reconocer una amenaza que no ha sido catalogada y se desconoce cómo puede ser detectada.
Los ataques de día cero son especialmente peligrosos para infraestructuras críticas como el sector financiero, energético, sanitario y gubernamental. Un ataque exitoso puede tener consecuencias devastadoras para la sociedad: desde el robo de datos sensibles de millones de ciudadanos hasta la interrupción de servicios esenciales como el suministro eléctrico, las operaciones bancarias o los hospitales.
La capacidad de paralizar una organización o incluso un país convierte a los exploits de día cero en un arma muy cotizada en el mercado negro y en el ciberespionaje. En OpenWebinars, con su Curso de gestión en ciberseguridad: Gestión de riesgos, aprenderás los fundamentos para poder cuantificar y mitigar estas amenazas antes de que se materialicen.
Algunas de las vulnerabilidades día cero conocidas son:
Dado que no se puede buscar una firma conocida, la detección de ataques de día cero se basa en identificar comportamientos sospechosos y anomalías en lugar de amenazas predefinidas.
El análisis heurístico y de comportamiento no se centra en lo que es un fichero, sino en lo que hace y los eventos relacionados con él. Las herramientas de seguridad como los SIEM y XDR monitorizan los procesos del sistema en tiempo real y los relacionan entre sí basándose en diferentes reglas y detecciones de comportamiento anómalo.
Si un programa intenta realizar acciones inesperadas o maliciosas como modificar archivos críticos del sistema operativo, cifrar documentos de forma masiva (un signo de ransomware) o realizar escaneos a un gran número de máquinas de la red, comunicarse con un servidor desconocido; el sistema lo bloqueará y genera una alerta, incluso si la amenaza es completamente nueva.
La Inteligencia Artificial (IA) y el Machine Learning (ML) han revolucionado la detección de amenazas. Estos sistemas se entrenan con enormes volúmenes de datos de la infraestructura para aprender cómo es el comportamiento “normal” de una red, servidores y usuarios. Cuando detectan una desviación de la normalidad, pueden identificar un posible ataque de día cero en tiempo real. Esto puede producir falsos positivos, pero también frenar un ataque completamente desconocido e indetectable.
Para aquellos que buscan dominar estas técnicas, el Curso de IA aplicada a la ciberseguridad de OpenWebinars ofrece las claves para implementar estas defensas avanzadas, que están liderando las defensas en el ciberespacio.
El threat hunting o caza de amenazas invierte la lógica de la seguridad tradicional. En lugar de una defensa pasiva que reacciona a las alertas, es una búsqueda activa y constante de intrusos.
Con esta mentalidad, los analistas no esperan a que salte una alarma; se convierten en exploradores dentro de sus propios sistemas, utilizando su conocimiento de las tácticas, técnicas y procedimientos (TTPs) de los atacantes para buscar cualquier rastro o anomalía que delate la presencia de un adversario.
Aunque es imposible prevenir al cien por cien una amenaza desconocida, una estrategia de “defensa en profundidad” puede hacer que un ataque sea mucho más difícil de ejecutar y limitar su impacto si llega a producirse.
La segmentación consiste en dividir la red corporativa en diferentes zonas aisladas donde se controlan los datos entrantes y salientes, conexiones y protocolos utilizados.
Si un atacante lograse comprometer un segmento (por ejemplo, una de invitados o DMZ), la segmentación impediría que pudiera moverse libremente hacia zonas más críticas, realizar escaneos de toda la red y encontrar activos más críticos para intentar pivotar hacia ellos, como los servidores que almacenan datos del negocio o clientes.
Herramientas como los EDR y XDR pueden contrarrestar las amenazas que no puedan detectarse firmas conocidas en base a comportamientos anómalos en los sistemas, pudiendo desarrollar políticas restrictivas que, por ejemplo, aíslen los equipos o actúen en base a playbooks automatizados para cortar el ataque.
Estas soluciones de seguridad son fundamentales para cualquier organización moderna y adecuada a la tecnología. Van más allá de los antivirus tradicionales, proporcionando una visibilidad completa de lo que ocurre en los ordenadores y servidores con un mayor detalle.
Permiten detectar actividades sospechosas, aislar automáticamente un equipo comprometido para evitar que la infección se propague y proporcionan a los analistas la información -a través de IoCs- y las herramientas para investigar el incidente.
Otro pilar importante es la gestión de los permisos dentro de los entornos y servidores. El principio de mínimo privilegio (least privilege) se basa en que los usuarios y las aplicaciones solo deben tener los permisos estrictamente necesarios para realizar su función, evitando así disponer de privilegios excesivos que un atacante pueda aprovechar.
Esta gestión limita el daño que un atacante puede hacer si compromete una cuenta o un servidor, por lo que aplicar este principio puede ser la diferencia entre el desastre o una contención.
Por otra parte, el hardening de sistemas consiste en reducir las capacidades dentro de un sistema, deshabilitando servicios, usuarios, puertos y protocolos que resulten innecesarios para el funcionamiento esperado y habitual del sistema. Gracias al hardening, se puede reducir el impacto en el caso de que un atacante llegase a comprometer la máquina con un usuario con bajos privilegios.
La rapidez y la coordinación son cruciales cuando se descubre un ataque día cero. A continuación, exploraremos algunos de las acciones clave en caso de detección.
Toda organización debería tener un plan de respuesta a incidentes definido y ensayado periódicamente para comprobar su eficacia y actualizarlo en función de los cambios en la infraestructura. Este plan debe detallar los pasos a seguir: personal de contacto para solictar acciones y notificar, aislar los sistemas afectados, cómo preservar las evidencias y cómo comunicarse con las partes interesadas.
La figura del responsable de la seguridad es clave en esos momentos, siendo un perfil altamente demandado en el mundo tecnológico. Conviértete en gestor en ciberseguridad con la ruta de OpenWebinars, prepara profesionales para liderar estas situaciones críticas.
En una crisis, es vital no estar solo. Los equipos de respuesta a incidentes informáticos (CERT, por sus siglas en inglés), como el CCN-CERT en España y otros CSIRT, así como las empresas especializadas en ciberseguridad; pueden aportar experiencia y recursos cruciales para contener la amenaza, analizar el malware y recuperarse del ataque.
Compartir la información es clave para combatir las amenazas entre todos.
Registrar todas las lecciones aprendidas permite mejorar las políticas de seguridad y planes de contingencia, así como ajustar las herramientas y fortalecer la organización contra futuros ataques. Una vez contenida la amenaza, es fundamental realizar un análisis post-incidente detallado. El informe debería contestar a las siguientes preguntas:
La anticipación es la mejor defensa. Disponer de las herramientas y la información adecuadas puede marcar la diferencia. Para el manejo de las herramientas, también es necesario disponer del personal adecuado para gestionar toda la seguridad.
Las plataformas de inteligencia de amenazas (threat intelligence) proporcionan información valiosa sobre nuevas vulnerabilidades, atacantes y sus tácticas, campañas de malware activas.
Suscribirse a feeds y boletines de seguridad de los fabricantes, con el anuncio de los nuevos CVE, ayuda a los equipos de seguridad a estar al tanto de los fallos conocidos para aplicar parches rápidamente si se encuentran en sistemas críticos, priorizando recursos para centrarse en amenazas que tengan más probabilidad de materializarse.
Una sandbox es un entorno seguro y aislado donde los analistas pueden ejecutar y analizar archivos o enlaces sospechosos sin poner en riesgo la red principal. Permite observar el comportamiento del código malicioso en un entorno controlado para entender cómo funciona, qué vulnerabilidades explota y qué indicadores de compromiso (IoCs) genera.
Normalmente suelen utilizarse entornos aislados y virtualizados, aunque también existen opciones interactivas online como Any.run, Joe Sandbox o Hybrid-analysis.
Realizar ejercicios de escaneo de vulnerabilidades, pentesting y simulaciones de Red Team de forma periódica es otra de las acciones clave para poner en práctica toda la seguridad, tanto de los servidores como de los procesos y procedimientos. Permiten evaluar la eficacia de las defensas contra técnicas de ataque avanzadas y la capacidad de respuesta.
Para los hackers éticos, plataformas como Hack The Box o TryHackMe ofrecen entornos de entrenamiento donde los profesionales pueden realizar pruebas de explotación de vulnerabilidades conocidas, así como perfeccionar sus habilidades ofensivas y defensivas en un entorno gamificado y seguro, preparándose para escenarios del mundo real.
En resumen, los ataques de día cero representan uno de los desafíos más complejos y persistentes en el ciberespacio, y no parece que vaya a cambiar. Son la prueba definitiva para cualquier estrategia de seguridad, la demostración de que no existe un sistema 100% seguro. Sin embargo, lejos de generar miedo, esto debe impulsar un cambio fundamental en el enfoque de la ciberdefensa: pasar de una mentalidad reactiva, centrada en bloquear amenazas conocidas, a una postura proactiva y resiliente, preparada para gestionar lo desconocido.
La clave del éxito no reside en una única herramienta, sino en una estrategia que combine todas las soluciones disponibles en el mercado, adaptándose a la empresa. Por un lado, la tecnología avanzada como la Inteligencia Artificial y las plataformas XDR nos proporciona la visibilidad y la capacidad de detectar anomalías. Por otro, las prácticas fundamentales como el hardening, la segmentación y el control de privilegios construyen una base sólida que limita el impacto de una posible brecha. Por último, el factor humano es insustituible: profesionales cualificados que realizan threat hunting, gestionan incidentes y aprenden de cada evento son el verdadero pilar de una ciberdefensa moderna y eficaz.
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