Revisión de hábitos para aumentar la productividad en el sector IT
Conoce, revisa, valida y optimiza los hábitos de trabajo para conseguir ser más productivo y efectivo en el sector IT, tanto para...
La búsqueda de la máxima productividad y bienestar en el trabajo es una prioridad en constante evolución. El estado de flow es un fenómeno psicológico que promete resultados notables, y se está perfilando como una tendencia que no puedes pasar por alto.
¿Te sientes atrapado en una rutina laboral que te desconecta de tu potencial creativo? El estado de flow podría ser tu respuesta.
En este artículo, aprenderás cómo este estado mental óptimo puede redefinir tu relación con el trabajo, permitiéndote disfrutar de niveles más altos de concentración y satisfacción.
Si estás intersado en saber más, sigue leyendo y aprende a aplicar la teoría del flow en el trabajo y conseguir que tu equipo alcance los objetivos de mayor impacto.
Quizá pueda retrotraerte a la sensación de estrenar un videojuego: reservabas la tarde entera para explorar las posibilidades de un cartucho que, al insertarlo en la consola, te hacía esperar impacientemente esas pantallas de carga. Ante ti, finalmente, se abría un mundo de entretenimiento a raudales.
Tanto entretenimiento que, de hecho, “tras unos pocos minutos”, tus padres te instaban a apagar la consola y poner la mesa para cenar. ¿Dónde había ido la tarde entera? ¿Cómo es posible que un buen puñado de horas transcurran como si fueran cinco minutos? Se trata del estado de flow, al que entramos casi diariamente y es crucial para nuestro bienestar mental.
El flow, también llamado experiencia óptima, es un fenómeno estudiado por el célebre psicólogo húngaro Mihály Csíkszentmihályi durante los años 70, y cuyos estudios aparecen publicados en su influyente libro, “Fluir“, tras dos décadas de estudio.
Se trata de un estado mental de altísima concentración que, de forma “lúdica”, lleva a grandes niveles de rendimiento (y por extensión, productividad) — Me permito entrecomillar “lúdica”, ya que en este artículo poco a poco desentrañaremos esa característica, que nos revelará por qué Fluir es, en esencia, muy comparable a un juego.
Detalle interesante es que los resultados de este tremendamente exhaustivo estudio mostraron que, fuera cual fuera la procedencia del individuo, su cultura, la actividad que realiza o su contexto social, todos los sujetos estudiados habían experimentado el flow en algún momento de sus vidas e incluso con gran regularidad. Por tanto, se trata de una experiencia psicológica prácticamente universal para nuestra especie.
Seguro que lo has sentido muchas veces, pero quizá nunca antes lo habías definido. Csíkszentmihályi, en sus resultados, comenta tres supuestos fundamentales para invocar el estado de flow:
Entonces: ¿Qué se siente o cómo se manifiesta el estado de flow?
No obstante, el autor Steven Kotler comenta que es complicado investigar científicamente la experiencia óptima, pues por su propia naturaleza es casi imposible estudiarla mientras ocurre. Es necesario romper el estado al interrumpir el sujeto, interactuando artificialmente con el experimento. Pese a todo, las investigaciones en este campo tan reciente han sido muy fructíferas.
He aquí algunas de las ventajas de implementar prácticas que aprovechen el estado de flow.
No es de extrañar que una atención plena, aplicada durante períodos extensos de tiempo, lleva a un correcto aprovechamiento de los marcos temporales para llevar a cabo cualquier tarea. Esto es, en esencia, productividad, y en el largo plazo el esfuerzo se verá recompensado con la consecución de los objetivos.
El ejercicio del flow nos permite conocer en profundidad cualquier proceso o materia que nos propongamos, hasta sus más profundos entresijos. Sin embargo, es importante realizar descansos y mantener la frescura, pues si nos enfrascamos en una visión túnel, los árboles no nos dejarán ver el bosque.
Es bastante más probable que la verdadera y radical innovación surja en momentos en los que no estamos absortos, sino en el reposo: Precisamente, es la motivación, intensidad y rendimiento del trabajo lo que hace que seamos creativos e innovadores en el descanso.
Al fluir, tenemos la sensación de tenerlo todo bajo control. El enfoque profundo hace que cada uno de nuestros objetivos se vuelva esencial, trabajando en ellos de uno en uno, y evitando la barrera mental de tener demasiadas cosas en la cabeza al mismo tiempo.
Csíkszentmihályi considera el flow como una propiedad inherente de las actividades autotélicas, etimología griega que significa “para su propia finalidad”. Muchas actividades son autotélicas por naturaleza, como por ejemplo algunos deportes, los juegos de mesa u otros hobbies.
Por ejemplo, ¿cuál es la finalidad del senderismo? Podemos decir que hay un cúmulo de beneficios, como el aire puro, la naturaleza o tomar preciosas fotografías del paisaje. Concluiremos que, si bien existen esas ventajas adicionales, la finalidad real del senderismo es la propia actividad, no habiendo ningún “producto” tangible que resulte a la misma. Aparte de disfrutar de la excursión, por supuesto.
Csíkszentmihályi llegó a calificar el flow de receta para la felicidad. Si bien una afirmación un poco exagerada (y buena publicidad para sus libros), tiene un componente de verdad. Para ello, debemos remitirnos a la célebre Pirámide o jerarquía de las necesidades humanas (1943) del psicólogo norteamericano Abraham Maslow
En la base, encontramos lo más básico como la respiración y el alimento. En los niveles inferiores, la seguridad personal. En el nivel intermedio, la amistad y el afecto. Más arriba, se encuentran niveles de mayor amplitud social, como la confianza, el respeto o el éxito.Finalmente, en la cúspide, la llamada autorrealización, caracterizada por la moralidad, la creatividad o la resolución de problemas. Es precisamente a este último nivel al que apelamos al fluir, a disponer de un propósito vital, y a la sensación de éxito y satisfacción.
La considerada como madre de la pintura modernista estadounidense Georgia O’Keeffe esbozaba estas ideas décadas antes de los estudios sobre el flow, declarando: “No me gusta la idea de la Felicidad — es demasiado fugaz. Diría que siempre he estado ocupada e interesada en algo. Para mí, el Interés tiene más significado que la idea de la Felicidad.”
Comentemos punto por punto los ingredientes de esta receta, pues con ella llegaremos a un estado de flow digno del máximo rendimiento.
Mediante un modelo elaborado por Csíkszentmihályi llamado Modelo de los ocho canales (1987) se presenta una relación entre el nivel de nuestras habilidades y el nivel de dificultad de los retos a los que nos enfrentamos. En el centro de la tabla, tenemos tenemos un estado neutral y cotidiano, al que no otorgamos demasiada importancia.
Habilidad: Baja | Habilidad: Media | Habilidad: Alta | |
---|---|---|---|
Dificultad: Baja | Apatía | Aburrimiento | Relajación |
Dificultad: Media | Preocupación | [neutralidad] | Control |
Dificultad: Alta | Ansiedad | Alerta | Flow |
Un objetivo demasiado sencillo y prosaico nos causará aburrimiento, apatía. Uno demasiado alto, nos puede causar ansiedad y taquicardias, y al fin de al cabo, una profunda sensación de impotencia por una meta demasiado lejana, que nos supera. Por supuesto, conviene encontrar un equilibrio entre lo sencillo, y lo complejo, manteniendo un componente de “desafío” pero evitando pugnar por lo inalcanzable.
Una correcta gestión de la atención es crucial para desarrollar tareas “invocando” el estado de flow. Existen multitud de trucos y maneras para alcanzar una concentración férrea y digna de un maestro zen. Recientemente, en nuestro artículo sobre el modo de trabajo de alto impacto Deep Work, hemos comentado algunas herramientas, entre ellas, la famosa técnica Pomodoro.
En línea con lo inmediatamente comentado en el punto anterior, tan importante es la concentración y el enfoque como la eliminar distracciones y evitar interrupciones:
Según un estudio de la Universidad de California Irvine, de media, se necesitan 23 minutos para volver a enfrascarse en la tarea tras una distracción. Y no es que esta interrupción sea, en sí, una merma en el rendimiento. Lo peor es la lucha subsiguiente por volver a entrar en esa zona de concentración. Por cada tres distracciones, estarías perdiendo (potencialmente) una hora de rendimiento de máximo nivel. ¡Cuidado!
Existe una correlación positiva entre el entrenamiento de una habilidad y la profundidad del estado del flow. Cuanto más entrenemos una habilidad, con mayor facilidad entraremos en estado de flow.
Consideremos lo siguiente: No es el mismo trance el que experimenta un alumno en su primera clase de piano que el de un concertista veterano. Por esto mismo, si queremos fluir adecuadamente, es importante tener paciencia, mantener la motivación y no desistir en nuestros esfuerzos.
Recordarás que mencionamos la palabra autotélico varios párrafos atrás. Pues bien, las actividades autotélicas son equiparadas a juegos, y ahí entra la siempre socorrida gamificación como herramienta de aprendizaje.
A su vez, la retroalimentación es una cualidad muy importante para facilitar el flow, pues si podemos elaborar un diálogo entre el input y el output, es decir, de las acciones y sus resultados inmediatos, entraremos mejor en este estado.
No se llega al flow dando discursos ni escribiendo cartas, sino manteniendo conversaciones. Una acción cuyo resultado tardará un tiempo en manifestarse (escribir cartas vs. recibir respuestas) difícilmente nos introduce en el flow, mientras que una actividad cuyas respuestas son inmediatas (una conversación) nos permite interactuar, expresarnos, “jugar” y obtener los resultados que esperamos.
Cabe mencionar como excepción los exámenes: Si la materia está bien estudiada y las preguntas son lo suficientemente difíciles para constituir un reto, pero lo suficientemente fáciles para no perder los nervios, se tratará de una prueba realizada en una gran concentración y claridad mental.
Podemos acercarnos al flow, pero no llegaremos satisfactoriamente a utilizarlo en nuestro favor si no tenemos en cuenta los siguientes puntos:
Por su propia naturaleza lúdica, el flow es un enemigo natural del Burnout, ese padecimiento laboral aquejado por quienes están al límite de sus capacidades. Irritabilidad, falta de interés, apatía, agotamiento, despistes, insomnio… Si no incentivamos y aseguramos que el trabajador llega a la oficina con buen talante, difícilmente podremos implantar cualquier tipo de política de flow.
Ya que la sensación de tener el control es parte imprescindible de la experiencia del flow, la falta del mismo jugará en nuestra contra. Por tanto, la autonomía debe fomentarse, al menos en lo que refiere a que cada trabajador/a realice las tareas y se organice con su propio criterio. Si aplicamos la teoría del flow, no seremos nuestro propio jefe, pero sí que podremos trabajar a gusto.
Consideremos distracciones internas y externas a nosotros. Gran parte de las ocasiones, las internas pueden arreglarse asegurándonos que el cuerpo está en un estado de homeostasis, es decir, de estabilidad fisiológica: Tenemos la tarea delante y estamos preparados para zambullirnos e invocar ese estado de flow. ¿De veras? ¿Apetece un snack? ¿Hace demasiado frío o calor en la sala? ¿Ir al baño? Pese a ser un término un poco esotérico, la homeostasis aparece en la base de la ya mencionada pirámide de Maslow, pues es fundamental.
Muy probablemente al tipo de trabajo en nuestro sector que se beneficiaría de flow se llega a través de la introspección, de tal manera que debemos tener mucho cuidado con el ambiente de trabajo, ruidos de fondo, mala iluminación o conversaciones que nos pueden sacar inmediatamente del trance o evitar que lleguemos a entrar en él.
Unas instrucciones mal definidas son un auténtico disparo a la línea de flotación. ¿Te imaginas participar en una maratón muy mal señalizada, en la que no sabes cuál es el recorrido ni dónde está la meta? Nunca tendrías la certeza de ir por el buen camino y a cada encrucijada te asaltaría la duda de haber elegido correctamente. Parece que eres cabeza de carrera, pero también pude que te hayas salido del circuito y lleves veinte minutos corriendo en dirección contraria…
Con el flow ocurre exactamente lo mismo. Si sabemos exactamente lo que esperamos, no sólo todo irá “sobre ruedas”, sino “sobre raíles”, siendo casi imposible salirse del sendero y en dirección a una meta muy bien señalizada.
A continuación, comentaremos varias dimensiones que nos ayudarán a implementar el estado de flow en el trabajo, práctica que estamos seguros hará furor en tu equipo.
No a todos los trabajadores les entusiasmaría trabajar en estado de flow. Parte de la plantilla preferirá un trabajo continuo de baja intensidad en el que se permita socializar, mientras que otra parte le encantará enfrascarse en la tarea en cuestión. Es natural, no hay dos personas iguales. Por ello, si tenemos en cuenta la teoría del flow, es conveniente asignar roles y diseñar tareas dentro de los equipos usando los preceptos de la misma.
Para este fin, tal como decíamos en el artículo sobre Deep Work, puede adecuarse una sección, espacio o sala de la oficina. Si no apostamos por la creación de un ambiente “no molestar” semejante a una biblioteca o sala de estudios, en que fomentemos y facilitemos trabajar en estado de flow, el equipo interesado en implantar esta práctica no podrá entrar en él y trabajar correctamente en la zona óptima.
Es necesario establecer canales de comunicación y coordinación adecuados dentro de los equipos para poder dedicar tiempo a fomentar el estado de flow. No podremos ni debemos interrumpir el flujo para contestar al chat, ni a las llamadas, ni hacer cualquier favor puntual. Por tanto, toda interrupción tendrá que esperar. Esto se consigue siendo abiertos con nuestros horarios y planificación, para que quien nos necesite tenga presente que en un par de horas a lo sumo podrá contactarnos adecuadamente.
Cuanto más se ejercita el flow, más facilidad tendremos en crear el estado mental necesario y zambullirnos en él. Multitud de escritores famosos por sus obras (pero también por sus rutinas) como Stephen King, Ernest Hemingway, Haruki Murakami o Hunter S. Thompson, juran una y otra vez que la capacidad para crear buenos hábitos es la clave. Si reservamos un espacio en nuestra rutina para fluir, y aplicamos el esfuerzo con constancia, podremos fluir con la corriente como pez en el agua.
El flow el en ámbito laboral, al igual que el Deep Work o el Mindfulness, es una práctica que, si bien revolucionaria y bien intencionada, nunca se convertirá en un estándar básico del mundo empresarial.
Si dicha práctica es adecuadamente incentivada, racionalizada en las funciones del equipo y asegurándose el respeto por el bienestar de los trabajadores, será ese punto extra que marcará la diferencia en la competitividad y la calidad de los resultados.
Pero la enseñanza es clara: El trabajo no es un hobby, y por ello, tratarlo como tal puede causar un amplio desbarajuste entre las expectativas del mánager y la experiencia del trabajador. No es plato de gusto convertir al empleado en un opositor, y por ello trabajar en flow dependerá mucho la persona, sus cualidades y funciones que realice en el equipo.
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