Desarrollo de la inteligencia emocional
Si quieres conocer algunas nociones sobre cómo desarrollar adecuadamente tu inteligencia emocional, te las detallamos en este artículo.
Descubre qué es la inteligencia emocional, cómo ayuda al crecimiento de una empresa y cómo plantear mejoras en los empleados que repercutan en la misma.
En este artículo veremos qué es la inteligencia emocional, cuál es su peso o importancia a la hora de formar parte de las variables que hacen que una empresa crezca de forma exponencial y cómo plantear mejoras individuales en los empleados que a la vez repercutan directamente en beneficios para la empresa.
El término “inteligencia emocional” define la capacidad que tienen los seres humanos para reconocer sus emociones y las del resto de personas, poder diferenciar entre los diferentes sentimientos e identificarlos apropiadamente, utilizando información emocional para guiar el pensamiento y la conducta, y administrar las emociones o sentimientos para adaptarse. Las aptitudes que trata la inteligencia emocional serán distintas a la propia inteligencia académica.
Si identificamos la raíz de este término, Charles Darwin fue el primero que comenzó a utilizarlo, dando gran importancia a la expresión “emocional” para la adaptación y la supervivencia de las personas.
Howard Gardner también escribía acerca de la inteligencia interpersonal e intrapersonal en su obra “La teoría de la práctica” (1983) sobre las inteligencias múltiples.
El primer uso del término inteligencia emocional generalmente se atribuye a Wayne Payne, citado en su tesis doctoral “Un estudio de las emociones”. Daniel Goleman, psicólogo americano, que trataba en profundidad este tema desde 1995, fue uno de los primeros en identificar este tipo de inteligencia que va más allá de la propia que se adquiere en los colegios y con él surgieron muchas nuevas publicaciones que lo hicieron muy popular.
“La inteligencia emocional es una forma de interactuar con el mundo que tiene muy en cuenta los sentimientos, y engloba habilidades tales como el control de los impulsos, la autoconciencia, la motivación, el entusiasmo, la perseverancia, la empatía, la agilidad mental. Ellas configuran rasgos de carácter como la autodisciplina, la compasión o el altruismo, que resultan indispensables para una buena y creativa adaptación social”. (Daniel Goleman)
El término inteligencia emocional surge debido a la falta de relación que se establece entre el CI o coeficiente intelectual y el éxito que una persona genera en su propia vida. A través de la inteligencia emocional se desarrollan otros parámetros o capacidades que no van ligados directamente con la inteligencia medible o parametrizada.
En definitiva, este término se define desde diferentes ideas teóricas basadas en tres perspectivas: las habilidades o competencias, los comportamientos y la inteligencia.
Las emociones son la forma que tienen las personas de expresar su posición frente a las circunstancias que se acontecen, sirven para mostrar reacciones psicofisiológicas al percibir otras personas, objetos, acciones, lugares, ideas o recuerdos. Desarrollar la inteligencia emocional en las empresas será muy interesante para establecer una cultura de empresa adecuada y en la que todos los trabajadores puedan sentirse cómodos.
Fomentar la formación en las empresas es algo importante, pero no sólo debe quedarse en aspectos técnicos, sino que también en aspectos personales, relacionados directamente con la inteligencia personal. Anteriormente ya hablamos de formación técnica en este artículo: Elección de la formación técnica y planes de carrera en empresas IT. Hoy comentaremos la importancia del desarrollo de la inteligencia emocional y las capacidades personales, que también será un factor muy importante a la hora de diferenciar el valor real que aporta el equipo de trabajo a la Compañía.
La inteligencia emocional en el trabajo interviene en la toma de decisiones, en la calidad de las relaciones interpersonales y en el control de inquietudes que puedan surgir en el día a día como la frustración, la apatía o el estrés, entre otras. Además, apoyar una mejora en la inteligencia emocional de los trabajadores facilitará la convivencia entre las personas que formen parte de la compañía no sólo en su ámbito profesional sino también en su día a día personal o familiar.
Formar técnicamente a cada empleado en su objetivo diario será importante, pero también lo será formarle en habilidades personales que le ayuden a relacionarse mejor, a gestionar mejor los picos de estrés o a reaccionar mejor frente a situaciones inesperadas que puedan surgir en su día a día. Con esto no tendremos una repercusión económica directa en el beneficio de la Compañía; pero si que, a largo plazo, todo esto fomentará un mayor ahorro en costes en, por ejemplo, falta de comunicación entre compañeros, tiempo perdido por una mala gestión de las emociones en momentos de estrés u otras situaciones que puedan resultar negativas para el trabajador en su rutina diaria.
Siempre habrá que valorar que, aunque la repercusión de formar a nuestros trabajadores y ayudarles a mejorar en este factor será algo que forme parte del día a día pero que, en muchos casos, se verá reflejada realmente a largo plazo en el éxito de la Compañía.
Goleman, ya mencionado anteriormente, relacionaba con esta interesante frase el liderazgo de la directiva corporativa con la inteligencia emocional: “Se contrata a los directores por su intelecto y su pericia empresarial y se los despide por su falta de inteligencia emocional” . Se podría afirmar que la inteligencia emocional es igual o, en ocasiones, casi más importante que el coeficiente intelectual y, es por ello, que las personas que sepan manejar mejor sus emociones y ayudar con ello a las personas con las que se relacionan tendrán las capacidades necesarias para poder dirigir un equipo con un resultado más exitoso.
El liderazgo y la inteligencia emocional van de la mano con el fin de llegar a ser un líder de éxito. Estas dos características serán fundamentales en cualquier directivo, jefe o personal responsable. El liderazgo conlleva poder llegar a conocer no solo las emociones propias sino también las del equipo a cargo, identificarlas y tener la capacidad de conocer la repercusión o impacto que puedan tener en el día a día y así poder controlar las diferentes situaciones.
Sin duda uno de los grandes secretos del liderazgo irá relacionado con la inteligencia emocional, dentro de esto encontraremos cinco dimensiones o habilidades definidas por Goleman en 1998:
Autoconocimiento: es imposible conocer a los demás si no somos capaces de conocernos a nosotros mismos. Será importante que un líder conozca sus fortalezas, debilidades, miedos y puntos fuertes para conseguir entender sus emociones y sentimientos y tras esto poder conocer así a su equipo.
Autocontrol de las emociones: el mero hecho de conocer hará que seas capaz de llegar a autocontrolar o autorregular la forma en la que reaccionas frente a las diferentes situaciones, ya sean positivas o negativas.
Motivación: si una persona tiene clara sus motivaciones ayudar también a motivar a su equipo. Siempre habrá que tener muy en cuenta los objetivos individuales y comunes y cuál es la motivación que implica la consecución de los mismos. La motivación siempre será algo que un líder tendrá que ser capaz de contagiar y mostrar a su equipo.
Empatía: un buen líder tendrá que ponerse en la piel de las personas que forman su equipo, entenderles y saber gestionar a cada persona de forma que todos se sientan bien. Con esto un líder podrá conectar con el equipo, motivarlo y generará un ambiente de confianza, compañerismo y bienestar.
Habilidades sociales: un buen líder deberá generar un buen ambiente de trabajo con su equipo, haciendo que todos se sientan parte del mismo. Esto generará un sentimiento de pertenencia al grupo y por tanto a la empresa.
Cada empresa tendrá una cultura corporativa diferente que le ayudará a que los empleados se sientan parte del grupo también en la forma de pensar. Es por esto, que, en muchos casos, los valores o la forma de pensar intrínsecos a las personas que lo forman puedan tener similitudes. Para ayudar a mejorar la inteligencia emocional de los empleados no basta sólo con querer hacerlo, sino que hay que invertir tiempo, dedicación y esfuerzo en esto.
A menudo, muchas empresas no valoran aún la importancia de crear una cultura de empresa común y fomentar este tipo de acciones, pero cada vez más irán teniéndolo en cuenta como ventaja competitiva frente a otras empresas. Sobre todo el sector IT, donde ya hemos comentado en anteriores artículos que será muy importante, no sólo ser fuertes técnicamente sino también tener una fuerte cultura de empresa con la que los empleados se sientan identificados.
Para esto, podremos comenzar con ayudar o formar a los trabajadores en puntos como los que se muestran a continuación. Aunque, como ya hemos dejado claro, tendremos que valorar qué es lo que necesariamente nuestros trabajadores necesitan y no sólo llevar a cabo acciones genéricas:
Fomentar el diálogo y la buena comunicación como base de buenas relaciones entre personas.
Desarrollar la empatía con el uso del razonamiento.
Saber escuchar y aprender del resto de personas o compañeros.
Controlar y saber reaccionar frente a sentimientos de ira, frustración o estrés. Saber controlar la forma de expresar las reacciones acorde a la situación.
Permitir la expresión de las emociones, facilitando la confianza adecuada para que compartan sus preocupaciones o temas de importancia.
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